Adrian Burgos
Leer la experiencia
El Cementerio Patrimonial de Guayaquil, también conocido como el Cementerio General, es uno de los sitios históricos más importantes de la ciudad. Fundado el 27 de abril de 1823, ha sido el principal campo santo de Guayaquil desde entonces. Este lugar no solo destaca por su antigüedad, sino también por su impresionante arquitectura, con mausoleos y tumbas monumentales.
En sus terrenos descansan muchas figuras importantes de la historia ecuatoriana: políticos, artistas, empresarios y héroes nacionales. Su valor patrimonial reside tanto en quienes reposan allí como en las magníficas obras de arte que adornan las tumbas y mausoleos. En 2003, fue declarado Patrimonio Cultural del Ecuador por su relevancia histórica y arquitectónica.
Este cementerio es mucho más que un sitio de reposo final; es un museo al aire libre, visitado por aquellos que desean conocer más sobre la historia de Guayaquil y del país.
"Los que cumplieron su deber con él, saben quién yace aquí. Los demás no importan…"
Esta fue la frase más impactante que encontré al inicio de mi recorrido por el Cementerio Patrimonial de Guayaquil. Cerca de la puerta número 10, me topé con una tumba sin nombre, solo marcada por estas palabras. Aunque la identidad de quien descansa allí es un misterio, su mensaje deja una huella profunda en quienes lo leen. Es una de esas tumbas que te hace reflexionar y preguntarte sobre la historia detrás.
Seguí caminando y llegué a una de las tumbas más conocidas del cementerio, la de Víctor Emilio Estrada, banquero y miembro de la aristocracia guayaquileña. Su tumba, construida en cobre, tiene su propia leyenda. Se dice que, en un intento por protegerse de lo que pudiera venir tras la muerte, Estrada eligió este metal creyendo que le brindaría seguridad. Aun después de su fallecimiento, su historia sigue fascinando a los visitantes.
Mi siguiente parada fue la tumba de Juana Rosa Julia Correa y Pareja, una pequeña que vivió solo un año, nacida en 1830 y fallecida en 1831. Al acercarme, noté que su lápida estaba decorada con dulces y pequeños juguetes, ofrendas que los visitantes dejan con cariño. Es conmovedor ver cómo esta niña sigue siendo recordada con tanto amor.
Luego subí por las escalinatas que conducen al cerro donde se encuentran las tumbas más antiguas del cementerio, como la de Antonio Valverde, conocido como "el brujo del cementerio". Es una de las tumbas más visitadas por quienes buscan dejar ofrendas o pedir favores, ya que, según la leyenda, Valverde concedía ciertos deseos en vida. Cada año, en el aniversario de su muerte, devotos se reúnen en su tumba para rendirle homenaje con tortas, flores y velas.
Finalmente, mi recorrido me llevó hasta la tumba de José Daniel Pulla Saglay, conocido como "El conscripto milagroso". Fallecido durante un entrenamiento militar en 1981, su tumba es frecuentada por policías, militares e incluso personas con pasados difíciles, que buscan protección en su lápida. Lo curioso es que siempre parece haber ofrendas frescas a su alrededor: flores, tabacos y velas, como si nunca le faltaran.
Consejos para visitar el Cementerio Patrimonial de Guayaquil:
Si te encanta viajar este es el lugar para ti. Conoce nuestros beneficios, y si deseas escribir para el blog escríbenos a info@viveviajando.ec
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