Un viaje entre dos hemisferios y lo alto de un volcán.

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Presupuesto:
Más de $100
Tiempo recomendado:
4 días

Un viaje entre dos hemisferios y lo alto de un volcán.

A veces, los sitios pequeños tienen atractivos más grandes para ofrecer, así lo comprobamos con la ciudad de Cayambe, donde lo único que pensábamos era permanecer más días allí, rodeados de su naturaleza e historia.

A una hora y media hacia el noreste de Quito (por la Panamericana), se encuentra la ciudad de Cayambe. Si viajas desde Guayaquil, primero deberás llegar a la capital. Un vehículo tarda, en promedio, entre 7 a 8 horas, partiendo desde la Primax ubicada en Samborondón.

Cayambe es conocida por su volcán y sus tradicionales –y exquisitos– bizcochos. Sin embargo, el primer punto que llama nuestra atención, provocando que nos detengamos en la carretera, a casi 12 minutos de llegar al centro de la urbe, es un reloj solar que funciona en la (considerada la verdadera) mitad del mundo.

Su nombre es Quitsato y fue construido en el 2007 con el objetivo de enseñar a los visitantes dónde se halla realmente la mitad del mundo. Luego de pagar los $2.00 de ingreso, un guía nos explica que este es el punto por donde pasa la línea ecuatorial, avalada por mediciones profesionales (efectuadas por el Instituto Geográfico Militar) y nuestro GPS del celular. Incluso la Misión Geodésica Francesa estuvo en esta zona en 1736.

Durante la explicación, nos contaron que las culturas que habitaron este territorio antes de la conquista española, tenían grandes conocimientos astronómicos, y esto lo comprueban gracias a los sitios arqueológicos que se han encontrado en distintos puntos estratégicos de los alrededores. Estos se alinean con las posiciones del sol durante los equinoccios y solsticios.

Quitsato es un proyecto independiente. Es sostenido por un grupo de jóvenes, cuya forma de obtener recursos es mediante la venta de un kit : este incluye un mapa sobre las constelaciones, un reloj solar pequeño de cartón, un folleto sobre las salidas del sol junto con un dvd donde explican todo lo que nos contaron, pero de manera más detallada.

Lo venden a $20.00, incluye también un globo terráqueo inflable con una forma completamente distinta a la que estudiamos en la escuela. Lo que conocemos como norte y sur es erróneo, el mundo se visualiza de oriente a occidente. Ningún país está encima de otro, sino al lado. "La línea ecuatorial no divide, lo que hace es conectar países", aclara el guía.

Después de recibir una interesante clase sobre geografía y astronomía, llegó la hora del almuerzo. Frente a Quitsato (al otro lado de la ruta) hallamos un restaurante llamado Balcón Dos Hemisferios. Tienen dos tipos de menú: uno cuesta $5,60 y el otro $12.00, nos inclinamos por el primero y salimos más que satisfechos con el plato de locro de papa y el segundo. Los postres del local también son deliciosos por sus ingredientes como mortiño, hojas de menta, ciruelo y chamburo.

Luego de caminar pocos metros para ver el monumento en honor a la mitad del mundo y a la Misión Geodésica, el cual se trata de una esfera de la Tierra (enfrente se construyó otro tipo de monumento con la figura de dos personas), nos dirigimos hacia el centro de Cayambe en busca de nuestro hospedaje.

Decidimos quedarnos en el Hostal Nuevo Amanecer, más que por la ubicación o la habitación (la cual tiene un costo de $17.00 con baño privado), fue por la excelente actitud y atención del dueño, quien conoce y tiene información de la mayoría de atractivos turísticos de la zona.

Lo primero que hicimos fue dejar nuestras mochilas, esperar a que escampara un poco y salir caminando hasta los bizcochos más famosos de Cayambe: Bizcochos San Pedro (ubicados cerca del cementerio). Quien comenzó con dicha tradición fue el padre Rafael Méndez, quienes llevan horneando en horno de leña desde 1975.

Pedimos una funda de 8 bizcochos (salidos recientemente del horno) por $1.00 y nos regalaron uno más para degustar en el momento, lo que hizo que pidiéramos un chocolate caliente junto con un queso de hoja para sentarnos a comer, ayudándonos también a frenar el frío que empezaba a crecer al terminar la tarde.

Aunque el local era pequeño, ha sido visitado por innumerables personajes y reconocidas figuras de la televisión nacional para entrevistar a los propietarios. Las fotografías que dan testimonio de tales hechos, reposan en las paredes, así como recortes de periódicos enmarcados.

Al día siguiente, visitamos un sitio prehispánico que tuvo mucha importancia para los antiguos habitantes (los Kayambis). Se trata de la Pirámide de Puntyatzil, ubicado en el medio de la ciudad, en el barrio Bellavista. Por los materiales arqueológicos que se encontraron ahí, se cree que fue un centro ceremonial. Actualmente, es un montículo de pasto donde la gente acude con niños o sus mascotas a pasar el día. Tuvimos una agradable vista de Cayambe, el único inconveniente fue que encontramos mucha basura regada en el lugar.

Seguimos caminando hasta toparnos con un pequeño y atractivo callejón, decorado con casitas pintadas con llamativos colores y decoradas con floreros en las paredes; es el Pasaje Tena. Avanzando unas cuadras más, llegamos a la Iglesia Matriz de Cayambe, construida alrededor de 1887. Al ser domingo y terminar recientemente la misa, tuvimos la oportunidad de conocerla por dentro.

Se ubica junto al Parque Principal de la ciudad (llamado 23 de Julio), al cual cruzamos para ver de cerca su monumento central, una estatua del Diablo Huma (su nombre original es Aya Huma), personaje característico de las festividades del Inti Raymi. Durante estas fechas se realizan varias danzas dentro y alrededor del parque. En Cayambe toma lugar el 29 de junio, mientras que en otros rincones del país, lo celebran el 21 o 23 del mismo mes.

Posee una máscara de dos caras para nunca dejar de ver al sol y en la cabeza tiene 12 especies de sogas coloridas que representan los meses del año. Nos impresionó verlo, y conseguimos conocer más sobre su historia dentro del Museo de la Ciudad (ubicado frente al parque), cuya entrada es gratuita y nos brinda también un recorrido histórico y cultural sobre Cayambe; con fotografías, representaciones y una explicación sencilla sobre cada acontecimiento.


A la hora del almuerzo nos dirigimos hacia el Mercado Diario Municipal. Primero recorrimos la planta baja, encontrándonos con una variedad de frutas, vegetales y hasta plantas medicinales. En el segundo piso fuimos con la misión de hallar un local de comida: habían bastantes, pero la buena actitud de las señoras que atendían en los Hornados de Piedadcita, hizo que nos sentáramos en sus sillas pegadas a probar uno de los mejores platos de chicharrón. Costaba $3.50 con una bebida gaseosa.

Con respecto al postre, compramos un helado tradicional de paila en un pequeño local cerca del cementerio. Desde afuera vimos la cacerola con sal en grano que utilizan para la preparación de los helados. Por $0.50 nos dieron dos bolas con sabores diferentes.

Al caer la noche, a diferencia de lo que sucede durante el día, las calles de la ciudad reducen su ritmo de vida. Para cenar, encontramos un restaurante que abre sus puertas hasta un poco pasada la hora habitual, se llama Las Menestras del Avelito, y su sabor es tan bueno como sus precios. También venden cervezas artesanales de Cayambe.


A la mañana siguiente, nos levantamos más temprano de lo acostumbrado. Mario (el propietario del Hostal Nuevo Amanecer) sería nuestro guía para ascender hasta la Laguna Verde en el Volcán Cayambe. Él nos contactó con Joselito (su teléfono es 0980645330), nuestro conductor. Él nos recogió a las 07:10 AM para llevarnos en su potente 4x4 (todos los asientos tenían calefacción individual) hasta el Refugio Ruales Oleas Bergé –a 4600 msnm– dentro del Parque Nacional Cayambe - Coca.

En menos de dos horas, completamos los 28 km que separan la entrada del refugio con el centro de la ciudad. Algunas personas suben en bicicleta, moto o en vehículo propio, pero para este último, debe ser uno resistente ya que el camino es de tierra, piedra y ligeramente dificultoso.

Pagamos $60.00 por el vehículo. Esto incluía la espera de dos horas y media en el refugio mientras ascendíamos al volcán. El servicio de guía costaba $20.00 y, aunque el camino hasta la laguna se encuentra trazado, recomendamos ir acompañado por alguien experto, ya que se atraviesa una parte de rocas (similar a una pared) y el clima puede variar rápidamente arriba.

El Cayambe es el único volcán, y el punto más alto en el mundo, por donde atraviesa la línea ecuatorial. Al bajarnos del vehículo, lo primero que hicimos fue cubrirnos cada centímetro de nuestro cuerpo, el viento golpeaba con fuerza; luego subimos por un sendero hacia un costado del refugio donde se hallaba el Mirador Glaciar Hermoso; este también es el único glaciar por donde pasa la línea ecuatorial.

Ingresamos al refugio para alistarnos, ir al baño y conocer la ruta que haríamos. A las 09:10 AM empezamos a subir junto a Mario. El Paso de Roca fue lo más complicado: al inicio, era como una pared que debíamos escalar, luego sólo teníamos que avanzar caminando, soportando el viento y el frío que aumentaban a medida que ascendíamos, así como la nieve que aparecía en el suelo arenoso.

El camino estaba marcado por grandes palos de madera enumerados. Cuando llegamos a ver la Laguna Verde, estábamos a 4800 msnm, en ese momento cayó una ligera nevada que nos empapó, haciendo que nuestro cuerpo no dejara de temblar. Tuvimos que descender pocos metros para apreciar más de cerca la laguna, con cada paso, se nos enterraban unos centímetros los zapatos, también debíamos avanzar despacio para no resbalar.

Después regresamos y continuamos subiendo. Alcanzamos los 4850 msnm, habíamos dejado atrás el letrero que indicaba el final del sendero. A partir de ese punto, empezaba el camino de Alta Montaña, para el cual se requiere llevar un equipo de vestuario profesional. Pasamos frente al Vigilante: una cara perfilada en una roca.

A esa altura observamos otra perspectiva del glaciar. Sólo nos faltaba ascender 50 metros para alcanzar el punto denominado Glaciar Superior y tocarlo, pero el viento nos cegaba, nos empujaba, nos hacía temblar y congelaba nuestras manos cuando intentábamos sacar una fotografía. Nuestra ropa estaba mojada, pero el paisaje que se proyectaba frente a nosotros, hacía que todo el sacrificio valiera la pena.

Los meses de julio y agosto son los que tienen más vientos en la parte alta, no se recomienda subir –hasta cerca de la laguna– en esa época. De noviembre a enero es más factible hacerlo. El regreso fue más sencillo, la única parte difícil fue atravesar, nuevamente, por la pared de rocas. Antes de bajar hacia el refugio, pasamos por la gruta de la Virgen.

Luego de tardarnos dos horas y media en todo el recorrido, nos sentamos a tomar té y chocolate caliente dentro del refugio. Pasar la noche ahí, en una cama de habitación compartida, cuesta $15.00 más IVA por persona. Seguramente el frío durante la noche es rígido. También ofrecen servicios de alimentación por un valor adicional.

Por ser lunes, había poca gente en la zona, aunque nos aseguraron que los fines de semana el número de visitantes aumenta considerablemente. Pero sea cual sea el día, terminarás exhausto como nosotros. En el 4x4 nos quitamos los zapatos y las medias mojadas, llegamos al hostal a descansar, aunque el hambre pudo más y salimos a comer en Pizza Teo’s, la mejor manera de recuperar fuerzas.

Otro de los atractivos de Cayambe son sus plantaciones de rosas, famosas a nivel mundial. Más del 80 % de producción es para exportación, sus formas y colores son extraordinarios. Debido al cansancio que teníamos después de subir al volcán, no pudimos visitarlas. Nuestro guía nos sugirió tomar el tour en la hacienda Art Roses, costaba $16.00 y duraba aproximadamente una hora.

Lo llamativo del lugar era que sus rosas aparecieron en la película de la Bella y la Bestia. La Hacienda Molino San Juan fue otra que nos recomendaron, es de las más turísticas y ha sido galardonada con varios premios, según nos comentaron.

Al final nos quedamos con una gran experiencia y ganas por volver en otra ocasión, no hay duda de que esta pequeña ciudad al norte del Ecuador, ofrece distintos escenarios para disfrutar de un viaje, sea en solitario, pareja o con toda la familia.

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