Senderismo en el Parque Nacional Cotopaxi

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Presupuesto:
Más de $100
Tiempo recomendado:
3 días

Senderismo en el Parque Nacional Cotopaxi

Cuando hemos escuchado hablar tanto sobre un lugar (en este caso, un volcán), ya nos imaginamos cómo será. Tenemos una idea clara de cómo se verá debido a las imágenes que circulan, pero al llegar allí por primera vez, y conocerlo hasta lo más alto que se pueda, lo que sentimos es completamente distinto a lo que imaginamos. Eso vivimos al caminar por el Volcán Cotopaxi.

El Parque Nacional Cotopaxi se halla cerca de la ciudad de Quito. Nuestra intención era permanecer lo más cerca posible del volcán para verlo y visitarlo desde muy temprano, por lo que nos dirigimos rumbo al sur, hacia Machachi, ubicado a casi 45 minutos por la carretera Panamericana. A diferencia de la capital, este lugar lo encontramos más tranquilo, pequeño, acogedor y también con más frío.

Si tu punto de partida es en Guayaquil, debes conducir primero hasta Quito. Te tomará alrededor de 8 horas, utilizando como referencia la Primax de Samborondón. Puedes turnar el volante con algún compañero, ya que es un trayecto largo y debes ahorrar todas las energías para la caminata que te espera.

Llegamos por la tarde a Machachi, directo a la Hostería Chíguac, donde nos recibieron de la mejor manera. Era un hospedaje (también lo conocen como refugio) familiar, administrado por un reconocido montañista y guía llamado Antonio Morales. Las habitaciones tenían nombres de montañas y volcanes del Ecuador. Nos asignaron la Sincholagua, junto al baño (todas eran con baño compartido). Pagamos $30.00 e incluía un gran desayuno.

Esa misma tarde salimos a recorrer un poco la ciudad y a fotografiar los volcanes que se encontraban alrededor. A pocas cuadras de la hostería, teníamos un recuadro admirable con el Volcán Rumiñahui de fondo. Aunque la vista nos agradó, queríamos tener un adelanto de lo que veríamos al día siguiente (en la caminata hacia uno de los volcanes activos más altos del mundo), así que avanzamos, en auto, en dirección hacia el control norte del Parque Nacional Cotopaxi.


No pensábamos ingresar (tampoco podíamos, el horario de ingreso es de 08H00 a 15H00, y la salida a las 17H00), nuestra intención era ver el volcán –y las demás montañas cercanas– antes de que cayera la noche. Tardamos más de una hora en llegar hasta el punto donde decidimos tomar las fotografías, aunque durante la ruta, paramos varias veces.

El frío apretaba los huesos, las manos se congelaban y temblaban, todo lo aguantamos por la vista que teníamos frente a nosotros. El regreso lo hicimos con mucha precaución, ya que estaba oscuro y la mayor parte de la carretera no se encontraba asfaltada.

Caminata al Volcán Cotopaxi

Antes de visitar Machachi, teníamos varios días aclimatándonos en Quito con el propósito de que la altura no sea un inconveniente al momento de subir al volcán. Desayunamos en el comedor de la hostería temprano por la mañana, luego nos recogió una camioneta a las 08H00.

Era un taxista de confianza, conocido por los dueños del hospedaje, quienes lo llamaron la noche anterior para llevarnos hasta el estacionamiento del Parque Nacional, nos esperase hasta terminar el recorrido y nos trajera de vuelta. Pagamos $60 por el vehículo.

Nos dirigimos nuevamente hacia el control norte, atravesamos la carretera de tierra donde el conductor paraba cada tanto para que podamos hacer fotos de las montañas y volcanes. Eran los mismos que vimos el día anterior, pero por la mañana lucían más despejados. Incluso, al comienzo logramos ver la luna –enorme– sobre el Volcán Corazón.

Tardamos aproximadamente una hora hasta llegar al control norte. Allí tuvimos que registrarnos con el guardaparque, quién, luego de pedirnos las cédulas, nos dijo que, en grupos de 10 personas en adelante, era obligatorio ingresar con guía; lo mismo aplicaba para las personas extranjeras –en este caso, aunque sea sólo una–.

Pasamos con la camioneta sin ningún problema. A los costados de la ruta aparecieron los primeros animales de la zona: llamas y vicuñas. Mientras avanzábamos por la carretera de tierra, nos deteníamos cada tanto para sacar la cámara. En pocos minutos subimos hasta el parqueadero, donde nuestro conductor nos esperaría.

A este punto llegan furgonetas con turistas y vehículos particulares, pueden llegar con el suyo (desde Machachi tardarán cerca de hora y media). Recomendable que sea un 4x4. Aunque si vienen por primera vez para ascender hasta el refugio, puede resultar un poco cansado para quien conduce.

Al abrir la puerta, la fuerza del viento nos dio la bienvenida. Nos alistamos con doble abrigo, gorro y nos cubrimos la cara con una bandana. El camino era arenoso y empinado. Existen dos senderos, el de la izquierda se llama Sendero Zig Zag y es de dificultad media; el segundo se llama Sendero Rompe Corazones y es de dificultad media alta. Nos fuimos por este último (y les aconsejamos que hagan lo mismo).

A pesar de ser el camino más difícil, al mismo tiempo es el más rápido, y la vista que regala a nuestras espaldas es impresionante. Contemplamos casi todos los volcanes, los cercanos y los lejanos; por tal razón, al Cantón Mejía se lo conoce como el Valle de los 9 Volcanes.

El Cayambe y el Antisana se dejaron ver durante la mañana, nos tocó un día despejado. Tardamos entre una hora a una hora y media, a ritmo moderado, en llegar hasta el Refugio José Ribas, ubicado a 4864 msnm. Quienes estaban descendiendo nos animaban, la mayoría decía: “ya les falta poco”.

En el refugio hay baños gratuitos y se puede comprar bebidas y comida. Nos sentamos un momento adentro para recuperar fuerzas. Es importante cargar suficiente agua y snacks, sobre todo barras de chocolate (con bastante porcentaje de cacao). Si vienen directo de la Costa, aparte de aclimatarse previamente durante 1 o 2 días, les aconsejamos caminar con calma, y en caso de presentarse dolores de cabeza o mareos, tomen té de coca.

No tuvimos ningún inconveniente con la altura, luego de descansar salimos del comedor del refugio para continuar fotografiando los volcanes. Mientras veíamos la cantidad de stickers pegados en las ventanas, pertenecientes a viajeros de distintas partes del mundo que llegaron hasta aquí, nos percatamos de un letrero que anunciaba otro trayecto.

Se trataba del Sendero al Glaciar. El cual nos llevaría hasta muy cerca del glaciar. Debíamos ascender durante media hora aproximadamente. El camino continuaba con arena, tierra y se volvía más empinado. No había manera de perderse, pero aún así, fuimos junto a un grupo con guía.

Un poco agotados, nos alegramos al saber que habíamos alcanzado los 5000 msnm –quizás un poco más–. Unas cintas amarillas de restricción anunciaban que hasta allí estaba permitido subir (sin equipos de alta montaña).

La vista desde ese punto nos seguía sorprendiendo. Nos quitamos un guante y logramos tocar una pequeña parte del hielo. Al momento de descender, lo hicimos con precaución, ya que habían piedras sueltas y estábamos solos, guiándonos con las rocas que vimos al subir.


De regreso al refugio, también logramos ver el vuelo de 3 cóndores, un hecho que no ocurre con frecuencia. El descenso hasta el estacionamiento fue más fácil, tardamos sólo 40 minutos. Habíamos empezado el ascenso cerca de las 09H30, y volvimos a la camioneta a las 13H00; es posible hacerlo en menos tiempo, nosotros estuvimos tomando bastantes fotos.

Por la tarde, el sol golpea con mayor fuerza, les recomendamos ir lo más temprano posible, sobre todo si pretenden realizar paseos en bicicleta por el lugar (pueden contratar el tour con una agencia de turismo).

Al momento de partir del Parque Nacional Cotopaxi, decidimos hacerlo por el control sur, una zona asfaltada que sale directo a la Panamericana. Aunque antes hicimos una corta parada en la Laguna de Limpiopungo.

Allí se puede realizar un pequeño sendero y obtener una amplia vista del Volcán Cotopaxi. Si el día se encuentra despejado, se lo puede ver reflejado en la laguna. Si se observa hacia el otro lado, aparece el Volcán Rumiñahui. Un panorama montañoso para despedirnos de este recorrido que se lo puede hacer en un fin de semana.

Sitios para comer

Después de haber caminado tanto, terminamos con mucha hambre. Para recuperar fuerzas nos fuimos al restaurante El Point Fast Food, donde nuestros platos estuvieron deliciosos y a buen precio. Debido a la hora, hicimos una especie de almuerzo - cena. Aunque si hubiese sido más temprano, de seguro pasábamos por el patio de comidas del Mercado Central (para probar lo más típico).


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