Para iniciar la aventura acordamos encontrarnos en la gasolinera primax de Samborondon. Aquí aprovechamos para desayunar y comprar bebidas y snacks para todo el viaje. Una vez cargado de provisiones empezamos nuestro viaje de 4 horas hacia el desierto de Palmira.

El desierto de Palmira tiene 2 entradas grandes, la primera te llevará a la entrada principal en donde podrás disfrutar de la grandeza del desierto. En esta entrada también podrás disfrutar del bosque de pinos que fue plantado por la comunidad con el fin de crear una barrera entre el desierto y la comunidad de Palmira para que la arena de éste deje de llegar a sus casas debido a los fuertes vientos.

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En esta ocasión nosotros entraremos por la segunda entrada principal que te lleva a la parte de atrás del desierto que es donde se encuentran las dunas gigantes que son perfectas para realizar este deporte. De la entrada hasta el parqueadero recorrimos durante 20 minutos aproximadamente por un camino un poco empinado de tierra.

Finalmente llegamos al parqueadero que se encuentra en la parte alta del desierto y desde ahí se puede observar de forma panorámica todo el desierto de Palmira. Cogimos tablas y botas y comenzamos la caminata de 15 minutos hacia la zona de Sandboard.

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Una vez llegado a la zona de Sandboard encontramos 3 dunas grandes en donde nuestra aventura empezaría. Cada duna tiene una inclinación diferente por lo que la dificultad será mayor dependiendo de cuál escojas. Nosotros decidimos hacer las 3 dunas empezando por la más fácil hasta llegar a la más empinada y larga.

En la primera duna nos enseñaron las cosas básicas del sandboard como poner las botas en la tabla, aprender a equilibrar y direccionarnos en la tabla y finalmente aprender cómo frenar con la tabla al final de la duna.

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Una vez aprendido lo básico y practicar en la primera duna decidimos ir a la segunda duna en la cual ya empezamos a hacer carreras de quien llegaba primero al final de la duna.  Por ultimo nos dirigimos hacia la tercera duna la cual era la más empinada y larga la cual fue nuestra favorita a pesar de las caídas y baños de arena que nos dimos.

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Ya al regreso decidimos visitar el pueblo de Alausí en donde aprovechamos para almorzar en los restaurantes locales que cuentan con una atención muy amable. Aquí también aprovechamos para tomarnos fotos en las vías del tren. Finalmente regresamos a Guayaquil conversando sobre cuál sería nuestro próximo destino.

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