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Este paseo, en realidad, surgió de forma inesperada. Habíamos viajado recientemente a la capital con la intención de conocer alguna finca agroecológica en la Sierra. En lo personal, anhelaba visitar una que fuera de café de especialidad, y el primer día que llegamos (gracias a una publicación en Instagram) me enteré de que habría un tour a una finca cafetalera orgánica. Mi emoción se elevó aún más cuando me confirmaron que sí tenían dos cupos disponibles.
Se trataba de un recorrido (denominado Origin Trip) organizado por Coffee Relief: una cafetería que, en enero de 2024, fue galardonada en los premios Sprudge como la cafetería más sustentable del mundo. Pudimos darnos cuenta de ello cuando ingresamos y notamos el cuidado que tienen con sus utensilios, accesorios y prácticas. Adicionalmente, su maestro tostador, Juan Pablo Ortiz, fue premiado como el No. 2 del mundo como tostador destacado.
El tour estaba programado para un sábado por la mañana, el punto de encuentro era a las 07:00 a.m. en la cafetería Coffee Relief, ubicada en Tumbaco. Como nos estábamos hospedando en el sector de La Floresta, en Quito, salimos con bastante anticipación, ya que nos separaban casi 25 minutos… pero el taxi nos llevó a toda prisa y llegamos 20 minutos antes de la hora acordada.
Eso no fue inconveniente porque enseguida nos abrieron las puertas. Entramos y el asombro fue inmediato debido a la decoración y buen ambiente. Caminamos solos por la cafetería que tanto ansiaba conocer (los sigo desde hace un tiempo por redes sociales), y más que todo, sentarme a probar una taza de su café de especialidad.
Así que, antes de dirigirnos a la finca agroecológica donde haríamos el recorrido, nos brindaron un cafecito bajo el método Pure Over. La máquina de vidrio –de uso manual– es relativamente nueva, lleva aproximadamente dos años en el mercado y ellos son de los primeros en utilizarla; lo que es todavía más destacable, es que son los únicos proveedores en Latinoamérica.
Estuve a punto de traerme una a casa, su valor rondaba los $100.00, pero me contuve; de esa manera tenía una excusa para volver en otra ocasión. El café que nos dieron de probar era de un tueste de la casa llamado bold, poseía cacao y frutos secos. Sólo bastó una pequeña taza para que el aroma y sabor impulsaran mis sentidos.
Después de conocernos todos los integrantes del grupo, cada uno se subió a su vehículo y condujimos durante aproximadamente una hora y media (nos llevaron) hasta la Finca El Guarangal, ubicada en el sector Perucho, al norte de Pichincha. Allí, Klaus, Lili y sus dos adorables perritos nos recibieron en su casa de campo, la cual nos cautivó desde el momento en que pusimos un pie en ella, especialmente cuando pasamos al balcón y apreciamos la vista con las montañas de fondo.
Eran las 09:30 a.m. y, allí mismo en la barandilla, nos tenían una mesa lista con un delicioso desayuno compuesto de guacamole, frutos secos, pan casero, limonada, té de higos (lo prepararon especialmente para Andrea) y, por supuesto, café orgánico de especialidad, sembrado y tostado por ellos mismos. La variedad que poseen en su finca se la conoce como Caturra Amarillo.
Nos sentamos en torno a la mesa circular y, mientras conversábamos y disfrutamos del banquete, nos comentaban que allí es posible realizar avistamiento de aves. Cuentan con cerca de 27 especies de pájaros. Antes de ponernos de pie y comenzar con el recorrido, nos contaron que llevan varios años regenerando el suelo para así crear un equilibrio natural con las plantaciones; todo lo que utilizan es orgánico: “nada de químicos venenosos” –aseguran–.
Seguimos hacia otra área, en la cual su café pasa por un proceso de fermentación donde utiliza un probiótico que contiene polvo de roca, material que se formó hace 2 millones de años en los bancos de coral que había en las montañas. Dice que es sano y mágico, tanto así que él mismo se dispuso a probar un poco, Andrea siguió su ejemplo y pasó su dedo índice por el recipiente para llevárselo luego a la boca.
Después llegamos a la parte del secado. El ambiente aquí debe ser sumamente limpio, controlan cada detalle (sobre todo la temperatura y humedad) para proteger al máximo el grano de café. Los mantienen en camas de madera, cada una representa la cosecha de un día y puede tardar entre 15 a 20 días en secar.
El siguiente paso es trillarlo a mano, y es ahí donde seleccionan detenidamente los mejores granos antes de pasar al tueste. Hay clientes –dueños de cafeterías– que prefieren comprarlo sin este último paso, ya que también son expertos en el arte de la tostaduría y lo realizan a su manera.
Para ir concluyendo, pasamos a un cuarto donde conservaban los granos en oscuridad: habían de distintos tipos, algunos tostados y otros no. El olor que emanaban las bolsas y sacos era formidable, incluso alucinante.
Como productores, la Finca El Guarangal se encarga del proceso completo, desde la plantación hasta la venta en sacos y bolsas de 500 gramos. Al final compramos una funda de café en grano por $10.00 –precio promocional por haber asistido al tour–.
El paseo llegó a su fin con un almuerzo casero que nos sirvieron en el comedor de la casa de Klaus y Lili. Sobre el mesón había pollo, quinoa, arroz y dos tipos de ensalada. El sabor estaba exquisito, cada uno podía servirse la porción deseada en su plato y había la posibilidad de repetir (por supuesto que repetimos).
Lo acompañamos con un postre de limón hecho en casa y una degustación más de café gourmet bajo el método Pure Over y el espresso. No suelo tomar café después del mediodía, pero el gusto que se obtenía de cada taza que nos ofrecían, incitaba a que hiciera una excepción; mi paladar me lo agradeció.
Nos despedimos cerca de las 02:30 p.m. probando unas galletas artesanales recién horneadas. Salimos contentos y con una sensación de gratitud porque, saber de primera mano todo lo que hay detrás de una taza de café, lo vuelve más especial y ameno.
Definitivamente, estos eventos organizados por Coffee Relief, son enriquecedores y crean una mayor conexión con la calidad del producto que estamos probando. Este paseo consiste en descubrir todo el proceso que hay detrás de una taza de café: el cuidado, cariño y amor que le ponen a cada detalle para disfrutar de un café orgánico de especialidad.
Conocer una finca cafetalera orgánica, percibir en distintas ocasiones el aroma y sabor de un buen café de especialidad, tiene un valor aproximado de $60.00 por persona.
En caso de que no puedan asistir (para conocer las siguientes fechas, pueden verlas en su página web o redes sociales), les recomendamos visitar la cafetería, pedirse un cafecito bajo el método que más les llame la atención (anímense por el Pure Over) y acompañarlo con un plato o postre del menú.
El propósito de Coffee Relief es compartir prosperidad, sostenibilidad, bienestar del ser humano y crear un café justo; eso hace que cada taza de café, sea un abrazo al alma –como mencionan ellos–, y efectivamente así lo sentimos. Por eso, nos trajimos una bolsa de un kilo de café en grano de un tueste de la casa denominado tropical que, a día de hoy, ya se me terminó (habrá que volver y comprar más, ¿nos acompañan?).
Recuerden que, para este tour del café, les sugerimos llevar zapatos cómodos para caminar en tierra (si son para trekking, mucho mejor), repelente para mosquitos, gorra y protector solar para cara y labios. En ocasiones puede llover. También les recomendamos cargar un termo de agua y contar con sueltito en la billetera para traerse una o dos fundas de café en grano.
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