Las lagunas de Mojanda son, sin duda, de las maravillas naturales del Ecuador. Nuestros amigos aventureros ya nos pedían que armemos una nueva ruta, así que nos fuimos de acampada a este extraordinario lugar.

Estas lagunas se encuentran dentro del cráter del volcán extinto Mojanda, entre las provincias de Imbabura y Pichincha. Cientos de turistas pasan para admirar su belleza y recorrer los senderos alrededor de las lagunas, incluso se alcanza a ver el Cotopaxi con un cielo despejado.

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Tres lagunas son las más visitadas. La más grande es "Caricocha" o “Lago Hombre”: su agua tiene un tono azul-verdoso intenso y cristalino. Por el lado sur, como aproximadamente a 3km, está otra laguna de color amarillo que se llama "Huarmicocha" o “Lago Mujer”. Después una laguna de color negro, pero que es la más pequeña, que se llama "Yanacocha".

El nivel de dificultad del trekking es fácil: no se necesita mayor experiencia, pero sí respetar los senderos y la señalética de la zona. Puedes recorrer únicamente los senderos aledaños a las lagunas, o si ya tienes un mejor nivel, subir a algún punto más distante. Tal vez el ascenso al Cerro Fuya Fuya es un poco empinado, pero puedes decidir hasta donde subir, e igual vas a tener una increíble vista a la Laguna “Caricocha”. Además, puedes visualizar los caminos que se encuentran marcados.

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Un factor importante es el clima: es preferible ir en verano, ya que podrás visualizar mejor los paisajes, ¡vale la pena! Desde Otavalo se puede contratar un taxi-camioneta que te lleva hasta la laguna en 40 minutos. Es mejor este transporte por el tipo de camino (piedras y tierra). Igual están por toda la ciudad y el valor es de $25.00 aproximadamente. El transporte te espera 3 horas más o menos, para que puedas realizar un recorrido donde se puede subir y recorrer lo que puedes en ese tiempo.

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Desde el Fuya Fuya tienes una vista panorámica hermosa, ya que es el cerro más alto que rodea las lagunas. Si se necesitara más tiempo, el taxi puede dejarte y regresar en el tiempo que consideres necesario para realizar el senderismo hasta la cumbre. Desde la ciudad de Tabacundo también se puede ingresar y observar los paisajes, pero ahí sí es indispensable un vehiculo 4x4 por el tipo de camino que tienes hasta llegar el refugio.

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Organizamos al grupo y los vehículos que íbamos a llevar, hicimos vaca para la gasolina y nos fuimos rumbo a nuestro destino. Éramos alrededor de 20 viajeros, 5 en cada carro. ¡Nos recibió un clima espectacular! Nosotros ingresamos por Tabacundo, ya que fuimos en vehículos 4x4 y el acceso por esta vía es bastante fuerte, pero el paisaje es incomparable.

Al entrar ya se visualizaban las lagunas a lo lejos. Nos encontramos con un gran mirador desde donde se podía ver todo. ¡De ley teníamos que parar para sacar un par de fotos! El paisaje de seguro te dejará boquiabierto. Como ya íbamos tarde, y se veían un par de nubes negras llegando, continuamos con nuestro trayecto… ¡pero al llegar a la zona de camping nos empezó a caer la lluvia! Así que nos tocó correr para armar las carpas.

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Para las 7 de la noche recién empezaba a escampar, todos estábamos muertos de frío dentro de las carpas. Poco a poco, empezamos a salir de nuestras carpas. Como otros aún estaban con frio por la baja de la temperatura, armamos una fogata grande para que nos genere calor. Algunos chicos se sacaron la ropa para ponerla a secar, mientras que a otros les prestábamos algunas prendas para que no se congelen.

Ya con la fogata, todos estábamos un poco más abrigados. Algunas prendas ya se habían secado, aunque por ahí aparecieron un par de medias quemadas: eso les pasa por ocurridos y colocar sus medias junto a la parrilla, terminaron carbonizadas.  Cada uno había llevado su comida, pero entre todos empezamos a cocinar algunas salchichas y carnes para compartir. La gente estaba muy alegre, a pesar del diluvio, y empezamos a contar algunas anécdotas mientras comíamos. Como el frío estaba fuerte, no nos quedamos mucho tiempo afuera, así que nos fuimos a dormir temprano.

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Al día siguiente nos levantamos muy temprano para desayunar y empezar con el trekking. Nos dividimos en dos grupos: uno pequeño para ir a la cumbre en el cerro Fuya Fuya, mientras que el otro grupo más grande recorrería algunos senderos hasta llegar a una loma desde donde se tiene un gran paisaje.

Eran las 6 de la mañana, y quienes íbamos a la cumbre del Fuya Fuya ya estábamos listos, por lo que iniciamos el ascenso. Este cerro tiene una altura de 4275 msnm, es el cerro más alto que rodea a las lagunas de Mojanda. Para mí, es una de las cumbres más simpáticas que he realizado, no solo por su estructura rocosa sino también por el paisaje del camino.

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El trayecto a la cima dura alrededor de 2 horas. Poco a poco, empezábamos a sentir más el frío y llegamos a la antecumbre desde donde salen dos caminos: hacia la derecha se accede a una pequeña elevación llamada “Cumbre Falsa”, mientras que a la izquierda continúa el trayecto hasta la verdadera cumbre. Algunos muchachos se regresaron desde aquí, pero quedamos 4 valientes (como digo yo) que teníamos mentalizada esa cumbre.

Después de caminar unos 10 minutos más, nos encontramos con una pequeña rampa que debimos escalar, por lo que es muy importante llevar equipos técnicos como casco, arnés, mosquetones, cuerda entre otros. Ya estábamos muy cerca, Sebastián se adelanta mientras recogemos la cuerda con la que pasamos un pequeño precipicio. Al cabo de unos 30 minutos llegamos a la cumbre, donde festejamos con un abrazo entre todos.

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Nos tomamos las respectivas fotos y decidimos regresar para encontrarnos nuevamente con el otro grupo. Luego de una hora de descenso, ya podíamos ver las carpas donde habíamos pasado la noche. Fue una gran experiencia, nos sentíamos alegres porque cumplimos la meta y disfrutamos del camino. El otro grupo también estaba muy contento por el trekking que habían realizado hasta las otras lagunas. Los muchachos que realizaron únicamente el trekking se divirtieron muchísimo, incluso se zambulleron en las aguas heladas de la laguna.

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Los muchachos que realizaron únicamente el trekking se divirtieron muchísimo, incluso se zambulleron en las aguas heladas de la laguna. Luego de un rato de descanso y disfrutar del paisaje, llegó la hora de alistarnos para desarmar el campamento y retornar. Nuestro regreso lo realizamos por Otavalo, así que decidimos ir por unas ricas fritadas y dar una vuelta por la plaza de los ponchos para llevar algunos souvenirs.

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