Playa de Los Frailes, un paraíso en la Costa ecuatoriana

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Presupuesto:
Más de $100
Tiempo recomendado:
3 días

Playa de Los Frailes, un paraíso en la Costa ecuatoriana

Ecuador posee una lista extensa de playas a lo largo de toda su costa, pero hay algunas donde sólo se puede acceder en lancha o a pie, atravesando un estrecho sendero. Esas son las que más impresionan, como es el caso de las cuatro playas de Los Frailes.

Para llegar a Puerto López (el punto más cercano para visitar Los Frailes), la forma más conveniente desde Guayaquil es tomando la Vía a La Costa y seguir derecho por la Ruta del Spondylus. El trayecto completo, poniendo como punto de partida la gasolinera Primax de la ciudadela Puerto Azul, toma alrededor de tres horas con veinte minutos (sin contar las paradas para comer o ir al baño).

Si deseas, también puedes realizar el viaje en bus tomando en la terminal de Guayaquil. El servicio directo de la CLP (Cooperativa Libertad Peninsular) que viaja hasta Olón por USD $6,00, es cómodo y seguro. Luego, pagando USD $2,50 subes al bus verde de la Cooperativa Manglaralto que te deja en Puerto López.

De cualquiera de las dos formas, puedes ir apreciando el mar cuando estás a mitad de camino, aunque en nuestro caso fue distinto. Al principio, el día no se presentaba como uno espera en un día de playa: las nubes se encargaron de esconder al sol. Íbamos un poco desanimados, incluso hasta con un ligero frío. El viento corría con fuerza cuando nos detuvimos a desayunar frente al mar en Olón, veíamos gente vistiendo con prendas manga larga.

Aún faltaba una hora para llegar a nuestro destino final, pero el hambre se adelantó. Comimos bolón con huevo frito y café. Al mediodía el sol continuaba sin mostrarse. Con la misma expresión en el rostro que teníamos cuando llegamos, partimos rumbo a Puerto López.

Sin embargo, al bajarnos en la ciudad, el calor nos pegó sin previo aviso. El sol se había intensificado: ahora sí nos sentíamos en ambiente de playa. Enseguida dejamos nuestras mochilas en el Hostal Brisa Marina (tiene habitaciones privadas entre USD $20,00 y USD $25,00, dependiendo del piso), eran cerca de las 02:00 Pm y el último tour hacia la Isla de Salango partía en media hora.

Queríamos aprovechar el día soleado metidos en el mar, así que un vendedor de la agencia Orca & Tours (hay varias en la avenida principal y la mayoría manejan los mismos precios) nos ofreció un paseo en lancha para observar peculiares formaciones rocosas, hacer snorkel junto a pececitos de colores, andar en kayak y caminar por la playa de la Isla de Salango.

Según él, el costo real era USD $25,00 por persona, pero esta vez nos dejaría a USD $30,00 por los dos (hablamos en dos agencias más y todos decían lo mismo). Lo tomamos de inmediato, terminamos saliendo a las 03:00 PM con un poco de viento que nos hizo dudar en si habíamos hecho bien en tomar el tour.

Pero el clima se inclinó a nuestro favor y, después de que el guía nos mostrara el Túnel de la Pasión, una ruptura en medio de unas grandes rocas; la Playita, donde actualmente se reproducen las tortugas (hace siete años era nudista); la figura de la cabeza de King Kong sobre una roca, así como al emblemático solitario George. Parecía como si la mano del hombre las hubiese tallado, pero todo era obra de la naturaleza.

Esta vez habían pocos piqueros patas azules (dicen que en el recorrido a la Isla de la Plata -denominada Galápagos chiquito- se logra observar un número mayor de aves, cuesta entre USD $35,00 a USD $40,00 por persona y los tours parten en la mañana, dura un día completo); sin embargo, bajo el agua los peces sí fueron más visibles.

Aunque el agua se encontraba ligeramente helada, permanecimos allí dentro alrededor de 35 minutos: algunos remando en un kayak y otros en la lancha. Después de estar un tiempo corto en la pequeña playa de la Isla de Salango, retornamos a Puerto López. Fueron casi dos horas y media que duró el paseo. Nada mal para el primer día.

Al desembarcar en el puerto, aprovechamos para fotografiar a los pelícanos que caían en picada al agua para agarrar un pez. Las embarcaciones pesqueras junto a la orilla, con el sol a punto de caer, también brindaban un paisaje llamativo de la ciudad, perfecto para atesorar con la cámara.

Tanto cansancio hizo que, por la noche, el hambre llegara con más fuerza, por lo que cenamos camarón y pulpo apanado (costaba USD $7,00 cada plato) en el restaurante Spuma Del Mar, frente al malecón. Existen varias opciones para comer en Puerto López, especialmente en los puestos de madera sobre la arena (donde también sirven cócteles), pero nuestros platos nos dejaron muy satisfechos y con las energías suficientes para la caminata que nos esperaba al día siguiente.

Sendero en Playa de Los Frailes

Amaneció lloviendo. Desde la ventana de nuestro hostal veíamos que las nubes grises no tenían intenciones de marcharse. Pensábamos que no podríamos hacer nada durante todo el día, hasta que pasada las 9:30 AM, las gotas cesaron y se despejó un poco. Desayunamos bolón de verde con huevo frito –una vez más– en uno de los restaurantes que se hallan sobre la avenida principal de la ciudad, y en seguida partimos hacia la playa de Los Frailes.

En menos de 12 minutos llegamos a la entrada principal, ubicada junto a la carretera. Si vas en bus, primero debes tomar una mototaxi hasta la terminal de buses (alejada del centro) por USD $0,50 por persona. El pasaje hasta Los Frailes cuesta otros USD $0,50. También hay taxis que, por USD $15 - $20, pueden llevarte, ingresar y dejarte a pocos metros de la playa, posteriormente te recogen más tarde (a la hora que coordinen) para regresarte a tu hospedaje.

Al formar parte del Parque Nacional Machalilla, se debe presentar la cédula o pasaporte para ingresar (no tiene costo alguno) y acatar ciertas reglas, como: prohibido ingresar con animales, alcohol, drogas, alimentos (sólo snacks, frutas y agua),ni andar en bicicleta, acampar o extraer conchas.

Luego de registrarnos, caminamos 200 metros hasta toparnos con el inicio del sendero (denominado Sendero Los Frailes). Según la información del letrero, nos esperaban tres kilómetros de recorrido en los que tardaríamos dos horas en completarlos. Aunque, a decir verdad, demoramos menos tiempo; parando y disfrutando en cada una de las cuatro playas.

Si van en vehículo, el parqueadero se encuentra más adelante, a poco pasos de la playa principal, desde ahí también se puede realizar el sendero, pero a la inversa. O si están a pie y desean ir directo a la playa, en la entrada del parque hay mototaxis que, por un dólar por pasajero, avanzan hasta la zona de parqueo.

Una vez que empezamos a caminar por el sendero de tierra, rodeado de pequeños árboles que no aportaban sombra, el calor se sentía más fuerte. Poco a poco íbamos subiendo parte de la montaña. Llevábamos zapatillas de playa, no fue complicado, pero el sol volvía el trayecto un tanto difícil, hasta que llegamos al Mirador Islote Sucre. La vista que obtuvimos desde ahí arriba sobrepasó nuestras expectativas.

Luego, al descender, nos encontramos con la que ha sido –hasta el momento– la mejor playa que hemos conocido de Ecuador (continental). Se trataba de Playa Prieta: similar a una piscina natural, con poca gente y con varias rocas a su alrededor que le otorgaban un paisaje distinto. Sin duda era el rincón más apreciado de Los Frailes. El ambiente nos incitaba a quedarnos el día entero allí echados, pero debíamos continuar con el recorrido.

El camino de tierra se fue transformando en arena y llegamos a La Tortuguita, una pequeña playa –casi desértica– donde su característica principal era un diminuto islote cerca a su orilla. Cuando la marea se encuentra baja, da la impresión de estar sobre una punta entre dos orillas, y se puede caminar hasta él con mucho cuidado.

También es posible meterse a nadar con precaución, ya que la marea es fuerte. Junto a esta playa, se encuentra otra llamada La Tortuga: más amplia y con olas más grandes. Hay letreros que sugieren no bañarse.

Seguimos por el sendero hasta toparnos con las escaleras que conducían hacia otro mirador (llamado Las Fragatas). Eran 240 metros que nos separaban de la cima. El cansancio empezaba a surtir efecto, pero en 10 minutos llegamos, y la vista hizo que cada escalón haya valido la pena.

El mirador ofrecía dos panoramas diferentes a cada lado: a la derecha teníamos la playa La Tortuguita con su pequeño islote cerca de la orilla, y si volteábamos hacia la izquierda, veíamos toda la extensión de la playa principal (la más grande) de Los Frailes. Por ratos las aves volaban cerca de la caseta. A esa altura (110 msnm) el viento corría con fuerza, haciendo que nos olvidáramos del calor por un momento.

Descendimos sin problema. Antes pasamos por un diminuto mirador improvisado a un costado de las escaleras, y seguimos hacia la última y cuarta playa de Los Frailes, donde colocamos nuestras mochilas sobre la arena y rápidamente nos echamos al agua. Estaba tranquila y a una temperatura perfecta. Si hubiese sido por nosotros, no salíamos hasta que cayera la noche, pero las reglas lo impedían.

Al tratarse de un Parque Nacional, el horario de ingreso es de 08:00 AM a 04:00 PM. A las 03:30 PM los guardaparques empiezan a decirle a la gente que ya es hora de partir, y hasta las 03:00 PM permiten realizar el sendero hacia las otras tres playas.

Por eso, si pretendes hacer el recorrido completo, debes ir desde temprano para que puedas disfrutarlo con calma; de esa manera, el sol no será tan intenso. Infaltable cargar gorra, bloqueador y agua.

A la salida de la playa principal, junto a la segunda garita de revisión, es posible alquilar un parasol por USD $4,00 y comprar helados, gaseosas, ropa y recuerdos (como pulseras y aretes). En esta zona también hay vestidores y baños, estos últimos tienen un costo de USD $0,25.

Para volver a Puerto López (si viniste a pie), puedes tomar un taxi desde el parqueadero por USD $7,00 o una mototaxi hasta la entrada (junto a la carretera) pagando un dólar por persona y esperar el bus.

De regreso, pueden detenerse en el Túnel de los Algarrobos: son una especie de árboles que se encuentran a ambos lados de la carretera y sus ramas se unen en el aire, creando un túnel de forma natural. Se debe tener mucha precaución al tomar la foto, ya que la circulación de vehículos a alta velocidad es constante.

Como todo el día pasamos caminando, nadando y sacando fotos, terminamos agotados y con mucha hambre, por lo que optamos en almorzar un ceviche de camarón. Frente al mar, en la avenida principal, se puede encontrar un sinnúmero de opciones, pero el que sirven en el restaurante Carmita (por USD $8,00) nos pareció uno de los mejores.

Sabemos que en la playa no hay nada mejor que comer mariscos, pero si eres amante de las pastas y pizzas (especialmente durante la noche), las que sirven en la pizzería il Capuccino son deliciosas. Probamos una mediana por USD $12,00 y quedamos satisfechos.

Aprovechamos los dos días completos, al tercero había llegado la hora de regresar a casa, pero nos íbamos contentos por haber vivido una nueva aventura en una de las mejores playas del Ecuador. Sin duda lo repetiríamos.

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