No les pasa que cuándo se acerca un feriado, se emocionan, saltan en un pie, y dicen que es la oportunidad perfecta para viajar y conocer lugares nuevos? Y luego de unos días, les entra un poco de pereza, y no terminan yendo a ningún lado?

Vamos, a todos nos pasa. Es que realmente planificar un viaje puede ser un poco agotador: ponerte a buscar hotel, rutas, qué hacer, a dónde ir, etc. Al contarles esta experiencia, quiero animarlos a salir de la rutina y aventurarse a conocer nuestro país, que tiene lugares increíbles. No importa con quien viajes, lo importante es que lo hagas.

El último feriado que pasó, cumplíamos meses con mi novia Sole y era la excusa perfecta para salir de nuestra clásica rutina de feriados (Descansar y Netflix TODO el día) y aventurarnos en un viaje. Estábamos decididos a irnos sí o sí. Lo primero que teníamos que hacer, era elegir un destino. Revisamos diferentes opciones pero finalmente la que nos hizo click instantáneo fue: Baños de Agua Santa.

¿Cómo así dirán?

Para comenzar, Sole nunca había visitado Baños (no la juzguen) y yo no iba hace 4 años, además que Baños se caracteriza por ser una ciudad que tiene muchos atractivos turísticos, lo cual la convierte en la ciudad perfecta para visitar en un feriado.

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Para los que no conocen, Baños es una pequeña ciudad en la provincia de Tungurahua, que está aproximadamente a 6 horas y media desde Guayaquil, y a 3 horas y media si te encuentras en Quito. Se encuentra a 1820 msnm (¡Cuidado los que sufren de altura!) y tiene un clima de 19 grados centígrados aproximadamente. Hay tanto que hacer en esta ciudad, que yo recomendaría unos 5 días para hacer todo con tranquilidad. Sole y yo fuimos 3 días y aún nos quedaron algunas actividades pendientes.

Una vez elegido nuestro destino, buscar hotel fue el siguiente paso. Para quienes nos conocen un poquito, saben que por lo general, buscamos que los lugares que vamos a visitar tengan personalidad o algo diferente que ofrecer, sean hoteles, restaurantes o cualquier negocio de ocio. Por lo que, encontrar un hotel en Baños, que no sea el típico hotel antiguo, podía ser un reto.

Después de buscar por un rato, encontramos una noticia acerca de la inauguración de SELINA en Baños. SELINA es una cadena de hoteles boutique, que se caracteriza por ofrecer un sentido de comunidad a sus huéspedes. Sus instalaciones y decoración, son de primera (Super instagrameables). Cuenta con precios accesibles (perfectos para gente joven con poco presupuesto), en nuestro caso pagamos $25 por noche (cada uno). Lo más bacán, era que prácticamente íbamos a estrenarlo.  

Una vez bookeado el hotel, estábamos listos para partir. ¡Vamos!

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Decidimos salir el Jueves de tarde previo al feriado, para que no nos coja el tráfico, tomamos la ruta E487 y en aproximadamente 6:20 horas ya estábamos en Baños. Llegamos directo al hotel, en donde nos recibieron súper bien y nos ofrecieron un trago de cortesía ¡Gracias Selina! Como llegamos tan cansados, esa noche comimos algo rápido y ni medio tocamos la cama, ya estábamos dormidos.

En caso que no cuenten con un auto, pueden viajar en bus que tiene un costo entre $10 y $12 dólares y llegan sin problemas. También, es importante mencionar que en la ruta cuentan con diferentes PRIMAX donde puedes parar a tanquear o comprar snacks.

DIA 1:

Nos despertamos a las 8 am para aprovechar el día, y antes de realizar cualquier actividad, salimos en busca de un buen desayuno. Acudimos a nuestro amigo Google, quien nos recomendó Honey Coffee & Tea, una cafetería de especialidad, en medio de la ciudad de Baños.

Desde el momento que entras a la cafetería, sientes como el aroma del café despierta tu organismo. Después de un rato de revisar la carta de desayunos, Sole se decidió por una cazuela de huevos y yo por unos pancakes con frutas. ¡Desayuno de campeones!
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Mientras desayunábamos, explorábamos las opciones de actividades que realizar ese día. Salimos de Honey, y nos decidimos por hacer una ruta en bicicletas que pasaba por diferentes cascadas cercanas a la ciudad. Esta actividad la hicimos con MTS Adventures y costaba $11 por persona, y te incluía el uso de la bicicleta hasta las 7pm. Cabe mencionar, que en esta actividad vas solo, sin guía. Eso sí, antes de empezar la actividad, te indican la ruta, te dan un mapa, y todos los consejos de seguridad. Te dicen que el trayecto se realiza en unas cuantas horas, y no es cansado por que la mayoría del camino es de bajada. ¿Suena bien no?

Dicho esto, nos pusimos nuestros casos, le metimos turbo al pedal, y salimos hacia la aventura. Comenzamos a andar, y aproximadamente después de 45 min de pedaleo, ya no dábamos más (sí, en serio). Por si fuese poco, la bicicleta de Sole comenzó a fallar. Con un poco de suerte, llegamos a la primera parada: La Cascada de Agoyan. En ese momento, caímos en cuenta en lo qué nos habíamos metido y que no había forma que podamos completar la ruta.

¿Qué hacíamos?

Regresar no era una opción, ya que estábamos súper cansados. Les recomiendo hacer este tour solo si cuentan con un buen físico y resistencia, sino es mejor ver otras alternativas. Después de 5 minutos de pánico ligero por no saber que hacer, nos acercamos a un señor, y le consultamos si conocía de alguna empresa de taxis (ya nos habían dicho que en Baños hay muchos taxis camionetas). Para nuestra suerte, el señor conocía a uno y nos ayudó con su número. Llamamos, y en menos de 20 minutos ya nos estaban recogiendo a nosotros y nuestras bicicletas. Les dejo el contacto en caso de que lo lleguen a necesitar también.

El taxista que nos recogió, nos ofreció el servicio de llevarnos por toda la ruta de Cascadas en su carro. (Ya sé lo que piensan, qué vagos estos manes) pero no teníamos muchas otras opciones. Nos cobró $20, pero fueron los $20 mejor pagados. Fuimos tranquilos, disfrutando del paisaje, y haciendo las paradas respectivas.

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La siguiente parada fue la Cascada Manto de la Novia, en donde tienes la opción de subirte a una tarabita que cruza hasta la cascada. Esta tiene un costo de $2. No da mucho miedo, a menos que le temas a las alturas. El paisaje es increíble y vale la pena. El trayecto no dura mas de 5 minutos y si deseas puedes regresar por las mismas o hacer una corta caminata por un sendero del otro lado.

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Luego de esto, continuamos nuestro trayecto hacia el Pailón del Diablo. Entrar al complejo tiene un costo de $1 por persona. Una vez adentro tienes 2 opciones de camino: uno corto y uno largo. Nosotros tomamos el corto, en donde luego de una caminata de unos 20 minutos aproximadamente llegas a un puente colgante donde puedes apreciar la cascada de aproximadamente 80 metros de altura y 20 metros de profundidad. ¡Estar ahí es una locura! Ver la potencia del agua al caer, es algo impactante y una experiencia realmente bacán. Si te acercas lo suficiente, puedes quedar empapado de pies a cabeza, pero con una sonrisa enorme.  Una vez que sales, tienes algunos puestos de comida, y qué mejor que un maduro recién asado con queso, o una fritada después de semejante aventura.

Regresamos a Baños, dejamos las bicicletas y nos fuimos a separar cupos para hacer Rafting al día siguiente. Una vez hecho esto, regresamos al hotel a descansar un poco.

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Nos levantamos renovados, y encontramos (otra vez en Google) un lugar increíble llamado Nünna Chill Garden, que definitivamente le hace honor a su nombre. Llegamos temprano, y el lugar aún estaba vacío, ya que sabíamos que se comenzaba a llenar a las 22h00, porque los extranjeros (quienes frecuentan el lugar) llegan a esa hora para hacer “preli“ a la farra. Nos pedimos comida mexicana, la cual estuvo deliciosa, recomendamos 100% este lugar. Luego de comer, dimos una vuelta por la ciudad y regresamos a Selina, estábamos muertos y solo queríamos ver una peli y descansar.

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DIA 2:

¡Comenzamos el segundo día! Eran las 08h20 y nos levantamos con las justas, ya que teníamos que estar 09h00 en punto en Imagine Ecuador, la agencia con la que contratamos el rafting. Esta actividad se realiza en el Río Pastaza, el camino desde Baños hasta el punto inicial era de aproximadamente 40 minutos (La agencia lleva a todos los turistas en una van contratada por ellos). Algo importante que debes saber, es que existen varios niveles de dificultad para practicar este deporte de aventura. Pero si eres principiante, tranquilo, te llevarán al nivel más básico.

Todos los equipos (swimsuits, cascos, zapatos) te los dan desde la oficina. Aquí un “fun fact“, los cascos están divididos por talla, Sole es talla S y yo, al parecer, talla XL !! (y casi no me queda), por primera vez en mi vida soy una talla más allá de M. En fin, ya en el lugar, los instructores empiezan a bajar los equipos, a inflar los botes, y a dar las instrucciones de seguridad por aproximadamente 20 minutos. Es importante que prestes mucha atención, y aprendas bien las reglas, ya que podrías salvar la vida de alguien, en caso de necesitarse.

Una vez listos, con nuestros paddles, swimsuits y cascos, llevamos el bote cerca a la orilla, nos subimos y ¡De one al agua! No les puedo explicar lo bacán que es la experiencia, al principio tenía un poco de miedo, no lo voy a negar, pero ya una vez que estás ahí, cualquier miedo desaparece y te conectas inmediatamente con la naturaleza. Es un rush de emociones y adrenalina, vale la pena. No todo el río tiene rápidos, hay partes que son bastante tranquilas, que incluso te dan la opción de lanzarte al agua voluntariamente. Y… ¿Quién en su sana cordura haría eso, te preguntas?

Pues, Sole.

Esta loquita se lanzó, y sobrevivió para contarlo. Fue la única valiente de nuestro bote que lo hizo.

Dato curioso, a los asientos en medio del bote los instructores los llaman los “asientos para gallinas“, así que mejor ni se te ocurra sentarte ahí, ya que parte de la experiencia es que vayas sentado en el borde del bote, si no cuál sería el chiste?

Aproximadamente estuvimos en el río por una hora, y se pasa volando, ni lo sientes. Además de que hay más botes de otras empresas, entonces íbamos en una especie de “competencia amigable” por quien llega primero.

Para los que son un poco más precavidos, les puede interesar que además del instructor que va en el bote contigo, también hay un kayakero que está pendiente en caso de que alguien se caiga y haya que ayudarlo. El kayakero también es el encargado de tomar fotos y videos para que tengas está gran memoria para siempre. Estos costos están incluidos en los $30 que pagas por la actividad. También está incluido un almuerzo, después de que toda la actividad termina. Está de más decir, que terminas muerto de cansancio, y vas durmiendo en la van todo el camino de regreso hasta Baños.

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Como teníamos tan pocos días, ni medio pisamos Baños, nos fuimos corriendo al Hotel, nos cambiamos y salimos por las mismas el carro para ir a la famosa Casa del Arbol. Hay varias formas de llegar ahí: taxi, chiva o bus. La Casa del Arbol está ubicada a unos 20 minutos de subida. Una vez que llegas, para entrar tienes que pagar $1 por persona.

Como había recién llovido, estaba un poco lodoso el camino, pero tener esa vista y poder subirte al emblemático columpio, es algo que no puedes dejar de hacer. Como era feriado, estaba repleto de gente. En total hay 4 columpios, 2 que están colgados de la Casa del Árbol, y dos más que han adicionado un poco más allá. Nosotros escogimos hacer la fila, para subirnos al columpio de la Casa. Es súper chévere, una vez que te lanzan comprendes que es algo que todos los que van a Baños deben hacer. Una vez que ya te sacas la clásica foto, puedes dar una vuelta por el lugar, tomar algunas fotos, tomarte un cafesito y una empanada y luego regresar para Baños.

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De noche sin querer, nos encontramos con un lugar un poco diferente, Plantas y Blanco. Es un lugar súper acogedor, tiene una fogata central que te quita todo el frío, al entrar tienes que quitarte lo zapatos, escoges tu mesa y te sientas en el suelo sobre cojines y almohadones. La comida era una mezcla de oriental con mexicano, lo cual estuvo bien. También mientras esperas la comida, tienes unos cuantos juegos para distraerte y compartir con quién estés. Una vez bien comidos, no podíamos irnos de Baños, sin la clásica farra. Baños es reconocida por ser una ciudad en donde no hay “farra mala“, además de que es súper barato. A todos los lugares entras con no más de $5. Nosotros entramos a Leprechaun, que nos recomendaron y estuvo muy bueno porque contaba con 3 ambientes: uno con música electrónica, otro con reggaeton y otro con salsa. ¡Para todos los gustos, señores! De verdad, pasamos una noche increíble, además que conoces gente de otros países. (Pilas l@s solter@s!)

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DIA (MEDIO DIA) 3:

¡Nuestro último día! Planeábamos salir de vuelta a Guayaquil al medio día, asi que nos quedaba tiempo para una actividad en la mañana, por lo que decidimos hacer karting. Contratamos un carrito con Ultramotos & Expeditions por una hora y nos fuimos a recorrer todo Baños, de arriba a abajo, lo que realmente puedes lograr ya que la ciudad es pequeña. El carrito lo alquilan por $20 la hora. También puedes alquilar cuadrones. Luego regresamos a arreglar todo, devolver el cuarto y salir de vuelta para el Guayas.

Definitivamente recomiendo, a ojo cerrado, un viaje a Baños. Con tu pareja, con amigos, con tu familia, da igual con quien vayas, segurísimo la vas a pasar bien. Tienes muchas actividades que hacer, a nosotros nos quedó pendiente hacer canyoning, ir a las aguas termales y visitar El Puyo. Si tienes algunos días de vacaciones, es un excelente destino para visitar. ¡Anímate!

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