Un ecolodge en medio de la selva.

Viaja la Vida

Leer la experiencia

Datos importantes
Presupuesto:
Medio ($101 - $250).
Tiempo recomendado:
3 días.

Un ecolodge en medio de la selva.

Enero, 2024

Tips útiles:

  • Llevar protector solar y repelente.
  • Llevar cargador de celular portátil.
  • Llevar linterna frontal –para la cabeza–.

Se trata de Yanacocha, un Centro de Rescate de Fauna Silvestre ubicado a las afueras de Puyo, precisamente a 10 minutos (en la provincia de Pastaza). El ingreso cuesta $4.00 para los adultos y $3.00 los niños. La actividad principal consiste en realizar un sendero alrededor del lugar, donde podrán conocer los animales que han sido rescatados. 

Podrán verlos de cerca, siempre y cuando sean pacientes y esperen a que salgan a su encuentro, ya que cada especie vive en espacios amplios, adaptados a su entorno real. Entre los que más llamaron nuestra atención, se encuentran: el puma, los ocelotes, el caimán negro, las ranas diminutas, el mono lanudo y muchos más… tanto que llenarían una hoja completa si los nombramos.

Lo que más nos emocionó al visitar este centro de rescate, es que con el pago de nuestra entrada ayudamos a que sigan manteniendo y cuidando de estos animalitos. Algunos son liberados luego de recuperarse, pero otros ya no tienen las condiciones para valerse por sí solos. Por eso, a cada especie le crean un ambiente muy similar al de su hábitat natural.

Pero antes de seguir contándoles sobre las actividades que pueden hacer en Yanacocha, vamos a decirles cómo llegar hasta allí. Si parten desde Guayaquil (como lo hicimos nosotros), puede ser un poco largo el camino, alrededor de 8 horas.Por tal razón, decidimos hacer una parada en Baños de Agua Santa y continuar al día siguiente hacia la Amazonía.

De esa manera, nos separaban menos de dos horas hasta la ciudad de Puyo. Llegamos pasado el mediodía, y optamos por almorzar una tilapia asada con patacones y menestra –por $7.00– en el restaurante El Abuelo 2, ubicado a escasos metros de Yanacocha.

Una vez dentro del centro de rescate, cuyos horarios son de 08:00 Am a 05:00 Pm –todos los días–, emprendimos el recorrido para ver a los animales. Les sugerimos ir con zapatos cómodos, en lo posible que sean de trekking, ya que parte del sendero es de tierra. Es imprescindible llevar repelente, gorra, ropa ligera y abrigo resistente a la lluvia. En la selva puede llover sin previo aviso, y detenerse a los pocos minutos.

Al momento de ingresar serán bienvenidos por unos loros que los saludarán de forma afectiva, y podrán ver algunos monos saltando libremente por las copas de los árboles. El recorrido tarda alrededor de una hora, dependiendo de su ritmo y de cuánto quieran saber sobre cada animal. Es posible aprender más acerca de cada especie al leer los letreros que están a un costado de las jaulas.

El sitio es muy seguro y apto para niños, la caminata también es sencilla: se cruza por estructuras metálicas y puentes de madera. Una vez que lleguen a la parte de la pequeña laguna y la bordeen, vayan despacio y atentos para observar a los caimanes junto con las tortugas posando en línea recta sobre los troncos; en ocasiones suelen camuflarse, pero siempre salen a la superficie. Ahí mismo se toparán con un muelle que se presta para sacarse fotos, sólo recuerden no brincar al agua.

Al caminar, presten atención a los sonidos de la selva, especialmente el de las aves (como el halcón peregrino o las águilas), y procuren no hacer tanto ruido al avanzar para que los animales no se asusten ni se oculten y puedan observarlos con mayor facilidad. 

Algunos son tímidos y se necesita suerte para verlos, como los monos tití pigmeo, considerados los más pequeños del mundo; pasamos largo rato esperando que aparecieran entre los troncos de los árboles, pero no tuvimos éxito.

Lo que sí conseguimos fue realizar este mismo sendero, una vez más, pero durante la noche. La experiencia fue completamente diferente, el lugar adquiere un toque de misticismo con la oscuridad y pudimos apreciar mejor a las especies nocturnas. Iniciamos a las 07:00 Pm, bajo un cielo estrellado y tardamos dos horas en completarlo. 

Fuimos acompañados por un guía profesional, Don Germán, el director. Él llevaba un balde lleno de comida para atraer a los animales, logrando así que se acercaran y pudiéramos observarlos de cerca. A algunos de ellos los llamaba por su nombre; al caimán, por ejemplo, le decía "Can".

Entre los animales que más nos sorprendieron se encontraban el búho, las águilas, la anguila y el zorro. Además, las ranas y la serpiente captaron nuestra atención. Sin embargo, la verdadera estrella de la noche fue una tortuga denominada "piel rara", que hizo su aparición en el estanque de los peces. Nunca habíamos visto un espécimen tan peculiar.

Definitivamente les recomendamos vivir esta experiencia en la oscuridad: se siente otra energía, es otro ambiente. Este tour se realiza sólo bajo reserva, con un mínimo de cinco integrantes y el costo es de $5.00 por persona. Tengan en cuenta que deben llevar una linterna (de preferencia las frontales que se colocan en la cabeza), y si llegase a llover, el recorrido puede cancelarse.

En caso de aventurarse a tomar este tour nocturno, pueden pasar la noche en un hotel en el centro de Puyo, o –como hicimos nosotros– dormir dentro de Yanacocha (el precio por noche puede estar sujeto a disposición y cambios, les sugerimos contactarse directamente con ellos). 

Nos brindaron una cabaña sencilla y espaciosa con baño privado. Disponen de varias cabañas, ya que ofrecen un Programa de Voluntariado que implica cuidar y alimentar a los animales. Este programa tiene una duración de una semana e incluye alimentación, alojamiento y charlas educativas, todo por un costo de $220.00 por persona. Además, ofrecen descuentos para personas nacionales.

Día 2

A la mañana siguiente, nos aguardaba una nueva aventura rumbo a otro rincón fascinante: un ecolodge sumergido en la selva, a unos 45 minutos de Yanacocha, propiedad de los mismos dueños.

Antes de emprender el viaje, disfrutamos de un delicioso maito de tilapia en el restaurante Comidas Típicas Amazónicas, situado frente al centro de rescate. Por tan solo $5.00, incluía un refrescante jugo. Además, por el mismo precio, también ofrecían la opción de maito de gallina. Es más probable encontrar estos platillos los fines de semana, cuando acude un mayor número de turistas a Yanacocha.

Nuestro siguiente destino se caracteriza por ser un hospedaje donde es posible desconectarse y descansar en medio de la selva, con las comodidades de un hotel: se trata de Tamandúa, un ecolodge que cumple, a la vez, la función de ser una reserva para protección y conservación de la fauna silvestre. Aquí son liberados muchos de los animales que han sido salvados en Yanacocha.

Para llegar hasta allí es preferible viajar en un vehículo 4x4 debido a que gran parte del camino es de tierra y piedras. Si no cuentan con uno, ellos pueden proporcionarles una ayuda con el transporte por un valor adicional. 

Después de un par de saltos en el carro, llegamos al parqueadero del ecolodge; donde los encargados del sitio nos ayudaron a cargar nuestras mochilas. Aún nos esperaba una caminata –en ascenso– hasta llegar al área de las cabañas. No fue tan agotador, porque todo el cansancio se disipó cuando nos topamos con semejante panorama selvático desde las pasarelas construidas frente a las habitaciones.

Funcionan como miradores donde podrán pararse, caminar, sentarse y hasta realizar avistamiento de aves con binoculares que ellos mismo les prestarán; incluso meditar es una opción gracias a la tranquilidad que hallarán aquí. Dejamos las maletas a un lado, y pasamos un largo rato contemplando las montañas con esa neblina particular que cae por la tarde.

Para alojarse en Tamandúa deben reservar mínimo con 24 horas de anticipación. Los precios van desde los $75.00 por persona con desayuno incluido, y pagando un valor adicional se incluyen las 3 comidas. La cabaña que tomamos era acogedora, con baño privado y ventanal al patio: tenía un valor de $85.00 por cada uno.

Un dato importante es que el horario de electricidad es únicamente de 06:00 a 10:00 Pm, aunque para nosotros no significó problema alguno porque de esa forma estuvimos más conectados con la naturaleza. Dormimos muy cómodos a pesar de la lluvia y nos despertamos con los sonidos de los animales.

Día 3

Salimos temprano por la mañana, y nos sorprendimos aún más con la vista que nos regalaban las montañas a primera hora, desde las plataformas frente a nuestra habitación. Se sentía una paz y calma absoluta, sólo quebrada por el cantar de las aves –como las tangaras– o los monos pequeños que paseaban entre los árboles cercanos.

Como la reserva es grande, aprovechamos para recorrerla: conocimos parte de sus instalaciones, como el área para reuniones, y sus rincones para sentarse, relajarse o acostarse en una hamaca. Sin darnos cuenta, terminamos en un sendero corto que nos condujo hasta una plataforma de madera con 4 pisos.

Por supuesto subimos –con precaución– y obtuvimos una vista más alta y amplia del bosque tropical de montaña. Al bajar y volver a nuestra cabaña, pensando que ya habíamos completado todas las caminatas en medio de la naturaleza, nos enteramos de que había una más.

Jaime, guía y responsable de Tamandúa, nos propuso la opción de visitar la Cascada Pusculín. Aseguró que sería una caminata corta y sencilla, con una duración máxima de 20 minutos. Con su compañía, decidimos aventurarnos. Sin embargo, entre preparar la cámara y descender con precaución entre las piedras y zonas con barro, la travesía nos llevó aproximadamente una hora solo en la ida.

 Al encontrarnos frente a los impresionantes 85 metros de la cascada, quedamos hipnotizados. Rápidamente nos cambiamos, nos pusimos los trajes de baño y nos acercamos. Aunque nuestra intención era sumergirnos de inmediato, el agua estaba helada. Siguiendo una costumbre arraigada de nuestros viajes a la Amazonía, pedimos permiso a la madre tierra antes de adentrarnos poco a poco en el agua.

 Jaime nos mencionó que nadar en esta cascada tenía propiedades curativas y reconfortantes, y al salir, realmente experimentamos una mayor energía y una sensación de renovación en nuestro cuerpo. Pasamos alrededor de una hora disfrutando del lugar, tomando fotografías y absorbiendo la atmósfera. Sorprendentemente, el regreso solo nos llevó media hora.

Fuimos directamente al restaurante de Tamandúa, donde nos esperaba un delicioso almuerzo: tilapia frita con canastitas de patacones y yuca. Como entrada, disfrutamos de manzana verde rellena con camarones y salsa golf. Todo este banquete lo saboreamos frente a un extenso paisaje verde.

  Como en cualquier gran viaje, la hora de partir nos llenó de nostalgia. Si tienen la oportunidad, les recomendamos quedarse dos noches inmersos en la tranquilidad de Tamandúa, lo que incluirá un recorrido adicional alrededor de la reserva. También existe la opción de optar por un pasadía, disponible de 8:00 a. m. a 4:00 p. m., por un costo de $35.00 por persona. Este paquete incluye el almuerzo y el acceso al sendero de la cascada, aunque se requiere un mínimo de 5 personas.

Así que ya saben: cuando deseen viajar a la Amazonía (precisamente a la provincia de Pastaza), pasen por el Centro de Rescate Yanacocha y visiten la Reserva Tamandúa. De esa forma, estarán apoyando su labor en el cuidado y conservación de la fauna silvestre, ya que todos los animales que conservan ahí provienen del tráfico y la tenencia ilegal.

Datos importantes
Presupuesto:
Medio ($101 - $250).
Tiempo recomendado:
3 días.
Experiencia relatada por:
Viaja la Vida

Unete a nuestra familia de viajeros

Si te encanta viajar este es el lugar para ti. Conoce nuestros beneficios, y si deseas escribir para el blog escríbenos a info@viveviajando.ec

Remuneración por experiencia relatada.

Acceso a eventos
exclusivos de viajes

link

Exposición en nuestros medios digitales