Gaby Romero, One Doodle
Leer la experiencia
Si me preguntan, yo soy esa amiga que les acepta cualquier tipo de plan: desde el más tranqui hasta el más aventurero… pero visitar un viñedo aquí en Ecuador no estaba en mi bingo card de viajes este 2024. A solo una hora y media (aproximadamente) de Guayaquil, en el área de San Miguel del Morro, con un clima delicioso y un cielo despejado, nos recibió Bodega Dos Hemisferios. Si les soy sincera, pensaba que un viñedo debería estar en una zona más alta o más fría, más no que este estuviera tan cerca de la playa.
Este plan lo propuso mi amiga Gaby como experiencia para su cumpleaños a finales del año pasado, pero tuvimos que aplazarlo para este. Ese día me levanté temprano para llegar a casa de Gaby, ya que habíamos definido estar en la carretera de Vía la Costa alrededor de las 8am. Cuando llegamos hicimos una paradita por cafecito en la Primax de Puerto Azul y ya recargadas, comenzamos nuestro recorrido hacia el Morro.
El viñedo de Dos Hemisferios ofrece varios tours y experiencias con reserva previa. Nosotras escogimos el Half Day Tour que cuenta con dos horarios, de 10 am a 1 pm y de 1:30 pm a 4:30 pm. Como queríamos aprovechar el día, escogimos el horario de la mañana.
Aquí va un tip: si vas a hacer este recorrido, recomiendo salir incluso 30 minutos antes que nosotras (7:30am) ya que además del tráfico que puede ocurrir antes del peaje, entrando al área de San Miguel el camino se vuelve de tierra, y esto puede demorar un poco la hora de tu llegada. También recomiendo ir con ropa cómoda (sí o sí zapatos deportivos), llevar protector solar y gorro; si no cuentas con auto, puedes preguntar por el servicio de traslado al viñedo, por un valor adicional.
Este Half Day Tour tiene un costo de $69 que incluye tu visita guiada por el viñedo y planta, junto con la cata especial de sus vinos premium y una tabla de piqueos para disfrutar.
Ahora, ¿vino? ¿hecho en Ecuador? La gran incógnita. Dentro de Latinoamérica siempre nos hemos referido a países como Argentina o Chile cuando hablamos de vino, pero nadie esperaría que se hiciera vino en Ecuador. Spoiler Alert: No se podía.
Quien nos explicó más acerca de cómo este viñedo hizo posible lo imposible fue Joel, nuestro guía.
Joel nos contó que, por la falta de 4 estaciones, cosechar uva para vino en Ecuador era algo que no sé podía lograr… pero gracias a los inicios de asentarse en El Morro, apostar por producir algo mucho más grande, trabajar en equipo con un reconocido enólogo de Argentina y un top secret que no puedo revelar ya que si van a este tour Joel se los contará en persona, lograron que se produzca (redoble de tambores) vino galardonado, dos cosechas por año. (yay!)
Más allá de que existió esta paradoja (palabra que utilizan frecuentemente en el tour y también es el nombre del primer vino que ganó una competencia por allá el 2008) destaco mucho los procesos y la calidad de este vino.
No soy una experta en vinos, pero una de las partes que más disfruté de este tour guiado fue sentir que descubría algo por primera vez. Desde el momento en que explican cómo nace una pequeña uva, cómo distinguir las cepas por las hojas, hasta conocer el portafolio de vinos de Dos Hemisferios. Es inspirador ver cómo han apostado a sembrar algo más que solo uva de mesa.
Luego vino mi parte favorita: ¡la cata y los piqueos! Joel nos hizo una demostración y nos animó a describir con nuestras propias palabras lo que íbamos aprendiendo. Probar algunos de los vinos premium de su catálogo durante la parte visual de la cata despertó mi lado más apasionado, especialmente como diseñadora gráfica obsesionada con las paletas de colores. Sentí un desafío personal al intentar describir los colores precisos y relacionarlos con los elementos considerados en la composición de cada vino.
En cuanto a los piqueos… solo quiero acotar que tienen que vivirlo para entenderlo. Era una colección de quesos ecuatorianos de Hacienda Zuleta (mi fav), grissinis, uvas y frutillas, además de una reducción de peras al vino que pueden encontrar si visitan el City Winery de Dos Hemisferios. Pero lo que realmente destacó fue poder deleitarme con una MANTEQUILLA DE VINO, no sé cómo explicar lo deliciosa que estaba. Mi favorita fue la de vino tinto.
Al finalizar, tuvimos tiempo para conversar más con Joel sobre su amor por el vino, tomarnos fotos y realmente sentarnos a disfrutar del paisaje y el clima que nos ofrecía la bodega. También hay una mini tiendita por si te apetece llevarte alguno de los vinos que probaste en la cata como recuerdo.
Siento que esta experiencia lo unificó todo: planes distintos, aprendizaje, comida muy rica, conversaciones, doodles y por su puesto poder decir que Ecuador tiene mucho para ofrecer. Si van no se olviden tomarse fotito con el samán ;)
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