Cumbre en el punto más cercano al Sol

Leonardo Idrovo

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Datos importantes
Presupuesto:
Más de $100
Tiempo recomendado:
2 días

Cumbre en el punto más cercano al Sol

La provincia de Chimborazo nos acoge con su cálida gente, paisaje grandioso y muchos destinos turísticos. Recorrer los páramos andinos es llenarse de energía. Además, ver las vicuñas atravesándose en cada paso que avanzamos hasta llegar al Taita Chimborazo nos asombra como si fuera la primera vez. Una cumbre muy dura nos espera, así que a meterle ganas.

Nuestro objetivo final del año era poder alcanzar la cumbre más alta del país. Para esto,  realizamos una larga preparación física y mental durante todo el año. También realizamos varios entrenamientos previos en media y alta montaña para poder ganar físico y resistencia, Imbabura, Tungurahua, Cotopaxi y Cayambe fueron la base de nuestro entrenamiento, el aprendizaje siempre será parte fundamental de la preparación; por esto, no solo se trata de subir y bajar, se trata de conocer técnicas de montaña y seguridad.

La montaña es para disfrutarla, pero a su vez para tenerle respeto, uno nunca sabe lo que pueda suceder allá arriba.

Nuestro recorrido inicia en el Valle de los Chillos. Salimos temprano en la mañana para poder disfrutar del viaje largo que nos esperaba hasta la provincia de Chimborazo. Con el cielo despejado, avanzábamos por la Panamericana Sur mientras iba conversando con Sebas sobre lo duro que sería emprender esta travesía. Veníamos recordando toda la preparación que habíamos tenido para llegar a este gran día.

Vamos ya llegando a Latacunga cuando podemos ver a lo lejos al Cotopaxi lleno de nieve, ¡fue genial! Muy pocas veces se lo puede ver así. Hicimos nuestra parada obligatoria para fotografiarlo y tomarnos unas dos que tres selfies.


Continuamos nuestro viaje hasta llegar a la Ruta del Hielero, donde buscaríamos al Gran Hielero del Chimborazo: una persona muy amable, que sube hasta los Glaciares a sacar Hielo para venderlo en la ciudad. Es un trabajo muy duro, pero eso le ha enseñado a ser una persona muy noble y amable. Don Balthasar Ushca nos recibe con una gran sonrisa cada vez que lo visitamos en su comunidad. Compartir y conversar con don Baltazar te alimenta el alma, escuchar cómo es su trabajo te pone a pensar que no hay trabajo duro si se lo hace con el corazón.

Seguimos avanzando tomando la vía a Guaranda para nuevamente encarrilarnos hacia nuestro destino. Los paisajes iban cambiando mientras íbamos ganando altura en la carretera: pajonales y vicuñas nos acompañaron hasta llegar al control de ingreso al Chimborazo. Les recomiendo ir a baja velocidad para evitar asustar o impactarse con las vicuñas que se atraviesan en la vía. Una vez que llegamos al control procedimos a registrarnos, un par de fotos y subimos hasta el refugio antes que se nos haga más tarde.

Es necesario mínimo un vehículo 4x2 para poder llegar hasta el refugio, el trayecto desde el control hasta el parqueadero es de tierra. Se pueden realizar varias actividades en la zona, como visitar los dos refugios, subir hasta la laguna Cóndor Cocha, disfrutar del paisaje, y si tienes suerte, de una nevada.

A la derecha del refugio Carrel está la vía al Campo Alto donde pasaríamos la noche previo al ascenso. Luego, nos encaminamos por aproximadamente una hora subiendo entre rocas, por un sendero sinuoso que nos llevaba a los 5300 msnm, desde donde se puede apreciar un atardecer espectacular. Continuamos subiendo hasta encontrarnos con el resto de montañistas que también se estaban preparando para esta gran experiencia.

Desempacamos y empezamos a armar nuestra carpa. En esta zona ya hay un poco de nieve, así que buscamos un lugar estable y sin mucha piedra para poder estar cómodos.

Llegó la hora de comer y ya empezó a caer la noche, así que optamos por un tecito caliente, pues hace bastante frio y hay algo de viento, lo que nos indica que sería una larga noche. Alistamos nuestro sleeping bag para tratar de descansar hasta la hora de partida.

Por la noche pasó nevando, lo que da un poco de pereza levantarse. Sabemos que esta será una cumbre muy dura así que, nos levantamos con todos los ánimos. Eran las 10 de la noche y era hora de equiparnos.

Iniciamos nuestro ascenso cerca de las 12 de la noche. Salimos con un poco de niebla y avanzamos por un estrecho sendero donde habían rocas sueltas, por lo que había que ir despacio hasta llegar a la zona de cramponaje. Una vez allí, nos encordamos con Sebas e iniciamos nuestra batalla contra la montaña. Pasamos por un desnivel súper fuerte donde, en varios tramos, tocaba zigzaguear debido al grado de verticalidad que tiene el Chimborazo.

Superamos las dos primeras horas: no había ni una sola parte plana, todo el trayecto tenía subidas. Nos dimos cuenta lo duro que se venía, pues era bastante visible cómo, sobre nosotros, estaban varios montañistas subiendo. El cansancio y el frío, junto al desnivel de la montaña, te ponen a pensar si en verdad lo lograrás, si la montaña te permitirá llegar.

Empezamos a divisar el amanecer, lo que nos motivó a seguir adelante. Con las primeras horas de la mañana observamos la gran sombra del coloso. Algunos montañistas ya empezaban su retorno: varios no lograron la cumbre y venían con la cabeza baja.

Agotados por el cansancio, descansamos un rato. Era muy intenso el esfuerzo que estábamos dando, y aún nos quedaban unas dos horas para llegar a la meta. Las lágrimas caían por el agotamiento: no sabíamos si lo lograríamos. Nuestra respiración se agitaba y se nos hacía un nudo en la garganta. Sebas estaba bastante cansado, además, nos dolían bastante las piernas. Pero sabíamos que si hemos avanzado tanto, no podemos desmayar. No hay nada más reconfortante que un abrazo de aliento para seguir adelante.

El sol seguía saliendo y el cuerpo nos pedía otro descanso. Veíamos a más montañistas bajar, nos alentaban y nos decían que ya faltaba muy poco para llegar. Nos llenamos de fuerzas y continuamos… ¡¡¡de pronto llegamos a la cumbre!!! ¡¡Por fin!!

La montaña te enseña muchas veces que no se trata únicamente de llegar a cumplir metas, sino de que en el camino te vas encontrando con muchas piedras. Hay obstáculos que se van dando solos, pero hay otros que alguien más te los pone. Sin embargo, todo vale la pena al final, cuando se cumple la meta. Quiero felicitar a mi hijo Sebastián por esa valentía y ese ahínco para superar los obstáculos y poder cumplir sus sueños.

Datos importantes
Presupuesto:
Más de $100
Tiempo recomendado:
2 días
Experiencia relatada por:
Leonardo Idrovo

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