El Rumiñahui está ubicado dentro del Parque Nacional Cotopaxi, tiene una altitud de 4722 msnm la cumbre norte, siendo esta la más alta. Esta elevación comprende de tres cumbres, nosotros iremos hasta los 4630 msnm de la cumbre central. A esta aventura nos apuntamos 60 miembros de la familia viajera @rutaviva, todos con ganas de ganar experiencia y divertirse mientras nos adentramos a la montaña.

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Al ver que esta ruta tuvo bastante acogida decidimos contratar un bus que salía desde la ciudad de Quito, el bus completamente lleno de aventureros dispuestos a caminar 7 horas para alcanzar una cumbre. Hombres, mujeres y chicos, formamos parte de este aprendizaje, el recorrido nos enseñará a disfrutar de la naturaleza, escalar y sobre todo respetar a la montaña.

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Después que se dio las instrucciones del uso correcto de equipos en la montaña y normas de seguridad, procedimos a romper el hielo con algunas bromas para que los muchachos se desestresen. Una vez que ya todos estaban animosos, realizamos un poco de calentamiento muscular y dividimos el gran grupo en varios pequeños grupos de acuerdo a la experiencia que tenía cada uno, luego asignamos líderes de grupo para que cada uno pueda subir y regresar sin complicaciones.

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Revisamos baterías en las radios y cámaras para iniciar nuestra travesía rumbo a esta gran cumbre. La ruta inicia desde la Laguna de Limpiopungo, pasando por su lado norte en un camino de madera hasta un mirador cerca de la mitad de la laguna, luego inicia un sendero que nos llevaría hasta el pajonal. Después de haber rodeado la laguna iniciamos a subir de a poco por el pajonal dónde nos iba acompañando un buen clima y la expectativa de llegar a cumplir nuestro objetivo.

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Una vez que hemos avanzado un poco llegamos hasta una zona plana donde esperaremos a que todos nos reagrupemos, aquí mediríamos quienes podrían continuar y quienes deberían regresar. Varios amigos tenían aun buen ritmo y los pasamos a otro grupo el cual Sebas lo iría liderando junto a David. Mientras que en el segundo grupo iríamos junto a Iván. Tendríamos un tercer grupo donde Mónica con Mishel vendrían detrás, mientras que algunos chicos que llegaron cansados hasta este punto decidieron regresar.

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Continuábamos nuestra travesía y nos encontramos con un conejito que nos acompañaba sin tenernos miedo, hicimos de cuenta que no estaba para evitar asustarlo. Seguíamos escalando y arriba realizamos una segunda parada para hidratarnos y tomar algunas fotografías, aquí ya podíamos ver más cerca los picos de la gran montaña.

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Seguíamos avanzando y llegamos a la primera parte dura, donde empezaba lo bueno, aquí ya estábamos bastante cerca de la cumbre, pero como era el inicio del arenal nos íbamos a demorar un poco. Esa zona es bastante complicada ya que hay bastante caída de roca y es donde ya el uso del casco era obligatorio, pero aún así vimos que varios turistas bajaban corriendo y sin las protecciones correspondientes, es indispensable cuando se realza este tipo de actividades, respetar a la montaña y usar todas las seguridades necesarias para evitar accidentes.

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Faltaban pocos metros, pero estuvo duro el ascenso, culminamos la zona de arena hasta llegar a la parte rocosa donde teníamos que escalar un poco, el primer grupo había llegado a la cumbre con Sebas que fue abriendo la ruta. Atrás aun veníamos el resto, algunos descansaban un poco mientras posaban para sacarse algunas fotos.

El primer grupo ya empezó a descender y nosotros ya habíamos llegado a la zona rocosa para escalarla y llegar a la cumbre, la sangre caliente y las piernas algo adoloridas, pero motivados porque ya no faltaba mucho para cumplir el objetivo.

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Seguíamos avanzando y ya nos encontramos con mi hijo Sebas que bajaba con el primer grupo, nos dimos un fuerte abrazo, no podía faltar la felicitación respectiva y el choque de puños, para mí es un gran orgullo poder compartir con tantas experiencias con él y que a su corta edad pueda liderar grupos en las montañas con la madurez que se debe.

Ya no nos faltaba mucho hasta que al fin llegamos a la cumbre, mucha satisfacción llegar y sentirnos tocar el cielo, cada uno de los que llegamos nos llevamos una experiencia única , na aventura extrema donde pusimos a prueba nuestra resistencia porque se vendría algo grande al siguiente día, algo que no todos podrían hacerlo.

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Se nos venía la neblina encima así que no nos quedamos mucho tiempo arriba y empezamos a descender. La zona era bastante peligrosa, pero teníamos que bajar pronto ya que el clima estaba empezando a cambiar. Todos los grupos habían llegado a la cumbre así que me quedé al último para ir cerrando y que nadie se quede atrás. El descenso fue eterno y una nube nos seguía mientras continuábamos descendiendo, Mishel sufrió un pequeño golpe con una piedra que cayó desde atrás, pero continuamos bajando, así es la montaña a veces tienes un buen clima todo el trayecto y otras en cambio se torna un poco complicado.

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El tobillo de Mishel sí pudo seguir con el camino, una vez que se 'calentó nuevamente' podía continuar con el ritmo y el viaje, afortunadamente el golpe no fue fuerte, así que se encontraba bien. Por otro lado, la nube que nos estaba persiguiendo se cansó de seguirnos y ya casi por llegar vimos de nuevo la luz. Con un cielo que poco a poco se despejaba nos sentimos mas tranquilos, ya estábamos cerca de llegar al punto de partida, el grupo contento porque estábamos sanos y salvos. Una vez en el parqueadero nos pusimos de acuerdo de quiénes irían al siguiente día a la nueva aventura que tendríamos, pues habíamos programado una cumbre doble, hoy en el Rumiñahui y mañana rumbo al nuevo reto en el Carihuairazo, solo los más fuertes podrían ir a la próxima aventura.

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