Bahía de Caráquez, destino holístico

Andrea García

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Datos importantes
Presupuesto:
Más de $200
Tiempo recomendado:
3 días

Bahía de Caráquez, destino holístico

A poco menos de 4 horas desde Guayaquil nos encontramos con Bahía de Caráquez, una ciudad con mucho carisma y orgullo Manaba. A orillas del océano Pacífico y del Río Chone a su vez, Bahía de Caráquez presume de una variedad de ecosistemas y ofertas turísticas: playas, paseos por el río en kayak o lancha, pesca, rutas en bici, vistas hermosas, comida fantástica; lugares para desconectar del mundanal ruido, oportunidades de ayuda humanitaria y hasta una vibrante vida nocturna. Incluso el camino tiene un encanto particular: fue fascinante atravesar tantos pueblos curiosos con sus deleites gastronómicos y ¨souvenir stops¨. Definitivamente en este paseo, quien se aburre, es porque quiere.

El recorrido hacia Bahía de Caráquez desde Guayaquil es muy pintoresco. Existe una parada casi obligatoria: la gasolinera de Cascol, para disfrutar de un corviche o una empanada de queso de las buenas… ¡tienen mucha fama! Al llegar a La Pila, puedes detenerte brevemente para comprar una figura de cerámica (genial para pintar en casa como proyecto DIY) y de paso visitar un puestito sobre la calle para comprar unos troliches y galletas de almidón.

En hora y media, aproximadamente, llegarás a Bahía de Caraquez. Llegar a Saiananda a hacer el check-in es una experiencia en sí. Esta hostería ecológica es, a la vez, un santuario de animales y tiene unas de las zonas más relajantes de todo Bahía. Es un lugar donde te invade un sentimiento de paz. Tiene una energía de ashram, diría yo. Las habitaciones más memorables están sobre el agua. Tienen una ventanilla en el suelo por donde puedes ver pasar el agua cuando sube o baja la marea y quizás algún animalito. Estas habitaciones además tienen un balcón con vistas que te quitan el aliento del brazo del mar y las islas cercanas. En una de esas habitaciones me pegué una de las mejores siestas de mi vida. Desde Saiananda puedes salir a hacer un paseo por el río, o una visita a la Isla Corazón, para explorar el mangle más de cerca.

También puedes planear una salida en kayak, es una experiencia fantástica y una forma excelente de hacer ejercicio mientras conectas con la naturaleza. Llama con anticipación para reservar y así no perder la oportunidad de lanzarte a la aventura. Tampoco te olvides de dar una vuelta por el lugar y saludar a los amigables animalitos, entre ellos: una tortuga gigante de Galápagos, pavos reales, un burro súper gracioso, y si tienes suerte, a Don Perez: un oso perezoso que visita el comedor regularmente. En lo posible, procura ver al menos un atardecer desde el balcón de tu habitación, es absolutamente conmovedor. Si aún tienes energía, salir por la noche a descubrir la vida nocturna local siempre es una opción. Nosotros optamos por cenar in-house. Debes saber que Saiananda solamente sirve desayunos y comidas pre-reservadas, todas las comidas son vegetarianas (y deliciosas), no se vende alcohol ni hay televisores en las habitaciones. Es un lugar diseñado para el descanso y la contemplación - lo cual a mí me fascina.

Si te gusta el ciclismo (y alquilas/llevas una bicicleta) puedes conocer Bahía sobre dos ruedas, luego cruzar el puente Los Caras —desde Bahía de Caráquez hasta San Vicente— y almorzar en el restaurante de La China Carmen frente al mar. Es un restaurante informal, pero preparan un arroz con mariscos fantástico y ni hablar del ceviche de concha. Luego, puedes reposar la comilona en una hamaca o caminar por la orilla de la playa antes de empezar el camino de retorno. Al regresar a Saiananda descansa, pero poco: deja las bicicletas y toma el auto para visitar la playa La Bellaca (donde también se puede hacer surf) o incluso pegarte un salto a la playa de Canoa para darte un baño en el mar y disfrutar del atardecer. Ambas son playas hermosas. Si eliges ir a Canoa, es una buena idea instalarse un rato en el restaurante del Hotel Bambú - está frente el mar, los platos están ricos, las bebidas refrescantes y tiene un ambiente ¨beach bar¨ muy divertido.

La mañana siguiente, luego de desayunar el festín vegetariano, y antes de iniciar el regreso, pueden conocer una sorprendente labor social. Pueden pedirle a Alfredo Harmsen, el propietario de Saiananda, que les presente la escuelita. La escuela Sathya Sai queda a poca distancia a pie de la hostería. Es un proyecto completamente sin fines de lucro, y que gracias a los ingresos de la hostería, le da educación a decenas de niños de forma completamente gratuita. Además, son educados en valores maravillosos y se preocupan individualmente por el bienestar de cada niño. Después de la visita, incluso puedes decidir si deseas apadrinar la educación de un niño por un valor extremadamente módico mensual. Esta es una de esas labores sociales que son 100% corazón y que sobrevive gracias a la generosidad de las personas. Es una buena forma de bajar el desayuno y de irse de Bahía con aún más buena vibra.

Bahía de Caráquez es una ciudad conocida por muchas cosas: los Tsáchilas, el camarón, las playas, su naturaleza. Sin embargo, pocos conocen que Bahía de Caráquez es un lugar ideal para encontrarse con uno mismo y alejarse del mundanal ruido —aún más para aquellos buscando experiencias holísticas que involucren lo físico, intelectual, emocional y espiritual. Cuando te vas, enseguida tienes ganas de volver.

Datos importantes
Presupuesto:
Más de $200
Tiempo recomendado:
3 días
Experiencia relatada por:
Andrea García

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