Aventúrate a un camping sin salir de la ciudad

Sofia Bermudez

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Datos importantes
Presupuesto:
Más de $100
Tiempo recomendado:
2 días

Aventúrate a un camping sin salir de la ciudad

Una noche de camping es lo que necesitas para desconectarte un rato del mundo. Especialmente cuando no tienes puntos de electricidad ni wifi cerca. Para ello puedes escoger el Bosque Protector Cerro Blanco, en el kilómetro (km.) 16 de la Vía a la Costa (Guayaquil). Esta reserva natural se encuentra todavía en los límites de la urbe, pero alejado de su ajetreo.

Un lunes cualquiera, decidí iniciar la semana de la mejor manera y fui con tres amigos a Cerro Blanco. Nos encontramos una hora antes para hacer las respectivas compras: carbón, agua, alimentos no perecibles, frutas, entre otros. Con nuestras carpas y sleeping bags en las cajuelas sentíamos que íbamos listos para la guerra, pero sin haber hecho el servicio militar. Básicamente fuimos armados de valentía. Pasa que ninguno de nosotros tiene mucha experiencia en montar campamentos, pero por suerte nuestro guía sí.


Para acampar en Cerro Blanco es obligatorio el servicio de guía, que tiene un costo de $28 (para grupos de hasta 10 personas) e incluye una caminata nocturna. Aparte, el ingreso –con previa reservación- es de $4 y si quieres hacer caminatas, estas van desde $12 hasta $90 por servicio de guía en español o inglés. Las rutas son Buena Vista, Higuerón (3 km.), Mono Aullador (6 km.) y el senderismo de observación de aves.  

Llegamos a las 16:30 aproximadamente, con la luz justa para armar las carpas, buscar ramas y hojas secas para la fogata y relacionarnos con nuestro hogar temporal. El área de campamento tiene juegos infantiles, baños, mesas y parrillas. En caso que solamente quieras pasar el día, viene bien.

Apenas se escondió el sol encendimos la fogata y la parrilla. Asamos choclos y salchichas, tostamos unas tortillas para untarlas con guacamole y de postre malvaviscos calientes. Luego de la cena, hicimos una corta caminata nocturna (de 30 a 45 minutos) por el sendero Buena Vista que te lleva a un mirador. Desde aquí se observa el sector de Vía a la Costa totalmente iluminado. El tramo es fácil de recorrer y a veces innecesario usar la linterna. Aunque si quieres hacer fotos nocturnas mi recomendación es que te prepares con un flash adecuado. Yo fallé en este aspecto, lo que me enseña una lección y a la vez me deja con las ganas de volver.

Tras el mirador, cambiamos las luces de la ciudad por las del cielo. Llegamos al área de camping y nos acostamos en el suelo con los sleeping bags y una barra de chocolate para ver las estrellas. Fue sencillamente delicioso terminar el día así, bañados de constelaciones.

A la mañana siguiente nos levantamos antes que el sol. La jornada inició a las 5:20. Encendimos de nuevo la fogata y la parrilla, desayunamos y alistamos nuestras mochilas con agua y alimentos ligeros. Cerca de las 6:45 iniciamos el sendero Mono Aullador. Recomiendan hacerlo entre las 6:00 y 7:00 para no agarrar la luz del mediodía en el camino. El recorrido tiene un poco más de 6 km., lo que toma entre 4 y 6 horas. La dificultad de la caminata es media, pues tiene varias subidas y tramos de terreno rocoso.

En el camino, el guía te va contando tantas cosas interesantes sobre el bosque, su fauna y flora que el tiempo se pasa más rápido de lo esperado. Como que el Bosque Protector Cerro Blanco lleva ese nombre por la piedra caliza de la montaña; la diversidad de aves viven ahí y poder verlas en las copas de los árboles; encontrarte muy de cerca con una cantidad impresionante de arañas (no recomendado para aracnofóbicos); hacer pausas en miradores maravillosos que te hacen sentir inexplicablemente ligero…

Una las cosas más satisfactorias de esta caminata, fue toparnos con muchos ceibos en el camino. Este es uno de mis árboles favoritos por su inmenso tronco y raíces, su textura de espinas y estrías, su flor hermosa que al marchitarse se convierte en algodón. Siempre he tenido la impresión de que los ceibos son como ancianos sabios y estar cerca de ellos me llena de paz.

Otro de los highlights de este sendero es la razón de su nombre: los monos aulladores. Si tienes suerte, podrás verlos en las copas de los árboles; sin embargo lo más seguro es que debas conformarte con escucharlos a lo lejos. Y, aunque no lo creas, con eso quedarás sorprendido. El rugido que hacen es como un intro de death metal, un grito fortísimo y aterrador. Pero no hay que temer, pues los monos aulladores no son agresivos, lo del rugido es puro amague. De hecho son muy tímidos y pasan la mayoría del tiempo en la arriba de los árboles, es su lugar seguro.


Sin la suerte de ver monos aulladores, pero sí escucharlos, regresamos al campamento a las 10:45. Completamos el sendero en cuatro horas, lo que no está mal para unos aventureros con poca experiencia pero con mucha valentía.

Después de esto, dimos el día y el corto viaje por terminado. Sin embargo si quisieras explorar más del Bosque Protector Cerro Blanco, puedes hacerlo recorriendo todos sus senderos, comprando plantas nativas y ornamentales en el vivero (cerrado fines de semana) o en las áreas de juegos, camping y meditación, entre otros espacios. Para disfrutar de este espacio natural como se debe, es cuestión de olvidarte de la electricidad y el wifi por un rato.

DATOS: El Bosque Protector Cerro Blanco tiene una extensión de 6.078 hectáreas. Es administrado de forma privada por fundación Pro Bosque, que tiene varios programas de conservación del medio ambiente y especies. Para hacer reservaciones pueden contactarse a fundacionprobosque@ymail.com o al 0986225077.

Datos importantes
Presupuesto:
Más de $100
Tiempo recomendado:
2 días
Experiencia relatada por:
Sofia Bermudez

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