Cuando nos dirigimos hacia la caseta de información en el Parque Nacional Cajas, el reloj marcaba las 10:30 Am. A simple vista se apreciaba la Laguna Toreadora, la cual cubre parte de la ruta 1, la más concurrida por los turistas y la que pensábamos realizar hasta que un guardaparque nos recomendó tomar la ruta 2, el día estaba despejado y había que aprovecharlo de la mejor manera: subiendo hasta la cima del Cerro San Luis para obtener una vista de 360 grados.

En la garita es obligación registrarse, esto ayuda a los guías a llevar un mejor control de quienes se encuentran caminando por las ocho distintas rutas del parque. Abrigados –su altitud es de 3.156 msnm– y con las cámaras en las manos, partimos rumbo a esta nueva aventura.

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El inicio de esta ruta se encontraba a un costado de la carretera principal, a casi 20 minutos de la caseta de información, indicado por un pequeño letrero que tenía escrito: “Difícil. 4 horas de duración”. Alentador para quienes esperan una caminata intensa.

Todo el sendero estaba marcado con flechas verdes puestas en las piedras, rocas y con palos enterrados en el suelo. Al comienzo, mientras ascendíamos, aparecieron varias lagunas que nos brindaron un paisaje maravilloso al estar rodeadas por las montañas. La Laguna Chica Toreadora fue la primera que se nos presentó.

A medida que avanzábamos, levemente se nos dificultaba respirar debido a que habíamos venido directamente de la Costa –Guayaquil–, con un caramelo y tomando pequeños descansos nos repusimos; teníamos una excusa más para detenernos a contemplar el panorama.

De esta forma también conocimos algunos miradores naturales que se encontraban muy cerca del sendero, sólo había que dar pequeños pasos fuera del camino trazado (sin alejarse demasiado ni pisar ni dañar la flora del lugar).

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Durante varias horas anduvimos sin mayores complicaciones, hasta que se nos presentó un tramo muy empinado, comprendimos entonces porqué habían catalogado esta ruta con nivel de dificultad alto. Las rodillas pueden ser las primeras en sentirse afectadas (sobre todo para quienes no están acostumbrados a caminar o realizar alguna actividad física), pero al llegar arriba, la recompensa borra cualquier tipo de desaliento.

Descubrimos que existía un conjunto de lagunas al otro lado del Cerro San Luis. Dimos unos pasos más y conquistamos su cima –casi 4.200 msnm–. Obtuvimos una vista de 360 grados, un paisaje fascinante de lagunas (de diferentes tamaños y tonalidades), nuestros ojos se desbordaron entre tanta naturaleza. Muchas afirman que este punto posee el mejor panorama del Parque Nacional Cajas.

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Permanecimos 20 minutos allí, asombrados y con la cámara siempre levantada. A la hora de emprender el descenso, recordamos nuevamente que estábamos en un recorrido con dificultad alta. Primero atravesamos algunas rocas grandes y continuamos bajando por una cuesta pronunciada, donde gran parte del sendero estaba enlodado y resbaladizo.

Debimos bajar con mucha precaución y de manera pausada, en un momento Andrea perdió el equilibrio y cayó, no fue grave, pero más adelante habían pequeños tramos que mostraban el precipicio a un costado. Esta es la parte más dificultosa de todo el trayecto. Una vez abajo, y con más calma, pasamos frente a unos árboles del Bosque Polilepys que rodean la laguna Toreadora.

Desde este punto, un letrero anunciaba que el refugio y centro de interpretación se encontraban a 20 minutos. Terminamos exhaustos y con pequeños dolores musculares, pero sin duda alguna volveríamos para realizar otra de las 8 rutas que existen en el parque.

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En este paseo recorrimos menos del 10 % del área total que corresponde al Parque Nacional Cajas. Su tamaño es extenso –alrededor de 29.000 hectáreas y con 230 lagunas de origen glaciar– y algunas personas afirman que los rincones menos visitados, guardan paisajes alucinantes, ¿será posible en algún momento conocerlo por completo?

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